¿Una periodista puede ser feminista? Para muchas profesionales, la respuesta es obvia: sí. Para los medios de comunicación, la respuesta no es tan clara: puede ser un “sesgo” en el tratamiento de la información…
Durante 2022, las Universidades de Chile, La Serena y La Frontera convocaron a la Mesa “Más amplitud, más voces, más democracia. Aportes para las comunicaciones del Chile que viene” para analizar la realidad de la libertad de expresión y el ejercicio de la comunicación en el país. El trabajo no se limitó a hacer un diagnóstico, por lo demás conocido, sino que entregó para el debate una serie de recomendaciones que contribuye al desarrollo de la comunicación y la profundización de la democracia.
En las entrevistas, foros y debates, las y los participantes constataron que las discriminaciones y violencias de género siguen muy presentes en los medios, los contenidos de entretención y en las redes sociales, con muy pocas variaciones a lo denunciado en los debates de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing en 1995. Una de las esferas fue, precisamente, “La mujer y los medios de comunicación” porque existía plena conciencia -no solo entre las periodistas y las feministas- de la capacidad de la comunicación en la mantención o la transformación de las relaciones de poder en las sociedades.
Entre otras recomendaciones, la Mesa apuntó a la prevención y erradicación, por parte de los medios, de situaciones de violencia de género que afectan a las periodistas en el ejercicio de sus funciones, una realidad no asumida en la actualidad. También a la necesidad de promover la paridad de género en los directorios de los medios, de manera de que haya más mujeres tomando decisiones editoriales, una de las propuestas presentes en la Plataforma de Beijing.
En materia legislativa, señaló la necesidad de que se tipifiquen los discursos de odio difundidos casi sin tregua. Y para garantizar el ejercicio de una comunicación no sexista y respetuosa de los derechos humanos, recomendó que se incorpore como criterio de acreditación de carreras como Periodismo la formación en género, una necesidad largamente planteada también por las periodistas. Quizás así, se dejará de pensar que las miradas feministas están sesgadas.
Otro aspecto abordado en el trabajo convocado por las universidades, fue el reconocimiento de los distintos pueblos que habitan nuestros territorios. Las niñas, niños, mujeres y hombres de pueblos indígenas no están presentes en los medios, no tienen voz para hablar de sus identidades y necesidades, no pueden expresarse en su propia lengua. Tampoco están las realidades de quienes migraron. Se trata de situaciones denunciadas también hace décadas, como acreditan numerosos informes de organismos internacionales. Las recomendaciones de la Mesa recogen esas experiencias, relevando la urgencia de una comunicación intercultural, propia de un país respetuoso de los derechos de las personas.
El debate sobre el rol de los medios es ineludible hoy día, incorporando, además de los derechos a la comunicación de las mujeres, diversidades, pueblos indígenas y migrantes, a las infancias, a las personas con discapacidad y personas mayores, entre otras actorías. Es urgente avanzar en la formación de quienes trabajan en las comunicaciones, pero sobre todo, en la educación en medios, desde la infancia hasta las universidades e institutos técnicos, tal como recomendó la Mesa.
En tiempos de desconfianza y de discursos manipulados masivamente por las tecnologías, una democracia requiere de una ciudadanía informada, que pueda distinguir entre lo verdadero y lo falso, que acceda a información oportuna, de calidad, sin sesgos de género ni culturales, y que contribuya al debate de los grandes temas nacionales. También exige medios de comunicación con miradas plurales, que representen la diversidad de realidades que se dan en el país, por cierto reconociendo el aporte que realizamos las mujeres.
