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Los olvidados de siempre: Personas en situación de calle ¿agenda-setters o simples espectadores?

Los olvidados de siempre: Personas en situación de calle ¿agenda-setters o simples espectadores?

Quienes vivimos en Chile estamos presenciando un fin de semana memorable, ya que por primera vez en su historia republicana la ciudadanía escoge a gobernadores. También, 155 piezas constitucionalistas que serán claves en el camino hacia una nueva constitución. Paradójicamente, hay sectores que quedan relegados -aunque el sufragio universal sea un derecho- para algunos grupos todavía opera indirectamente una especie de sufragio censitario.

Por un lado, es de aplaudir la alianza entre el Servicio Electoral (SERVEL) y la Red para la Reforma de la Ley 20.609 Antidiscriminación, que permitió levantar el Protocolo de Buen Trato a la hora de recibir a personas con discapacidad para que ejerzan su derecho al voto; Por otro lado, en este proceso electoral se siguen repitiendo situaciones que producen barreras de acceso para otros grupos, por ejemplo, personas en situación de calle.

Lo anterior se confirma con datos levantados por Fundación Gente de la Calle a partir de la campaña “Ruco a ruco”, experiencia que promovió la participación de personas en esta situación en el plebiscito del pasado 25 de octubre. Dichos datos muestran que dentro de este grupo existe un importante segmento que manifiesta reticencia al momento de participar en una contienda electoral. La principal dificultad viene dada por la falta de una cédula de identidad vigente. En este sentido, no hubo esfuerzos institucionales que garantizaran algún tipo de asistencia a estas personas que quisieran ejercer su derecho al voto, situación que constituye una inconsistencia por parte de las autoridades que dicen fomentar la participación electoral sin discriminación.

Una segunda barrera es la dificultad de trasladarse a los centros de votación. Dentro del fenómeno de la situación de calle, la movilidad es parte de sus características, lo que significa que existen hombres y mujeres que aunque habitan una ciudad, están inscritos en otra. Finalmente, es relevante decir que existe desconfianza y fuerte desinterés por parte de estas personas hacia el sistema político actual, algo que se suma a la despolitización latente.

Vale decir que al momento de querer adentrarnos en esta arista que relaciona la situación de calle con procesos electorales, existen fuertes limitaciones. Entre ellas, la imposibilidad de encontrar datos oficiales que muestren una panorámica de esta realidad. Otra limitación, el mainstream comunicacional que no pone su lente y atención en ello y, finalmente, la desconexión indignante que existe entre la clase política y la situación de calle.

Respondiendo entonces la pregunta que inició estas líneas: se argumenta que en estas votaciones este grupo de personas ejerce el rol de meras espectadoras, distantes y silentes. Mientras sus necesidades reales no sean puestas en tensión desde el framing de los medios y por lo tanto no puedan influir en quienes toman decisiones, seguirán teniendo muy pocas posibilidades de fijar sus intereses en una agenda política que no considera la participación ciudadana de más de 20 mil personas en el país.

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Escrito por

Profesional en línea de incidencia Fundación Gente de la Calle.

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