Desde 2017 que la Familia de Susana Sanhueza Aravena, una joven lesbiana de San Esteban, ha luchado por lograr justicia por el crimen de lesboodio que quedó impune. Después de tres años de un proceso donde a todas luces se invisibilizó a Susana, su orientación sexual y el acoso del que fue víctima, todo terminó con falta de justicia. Quien más sufrió fue la señora Nieves Aravena, su madre. Una de las cosas que más llamó la atención fue que durante todo el caso parecía que se quería salvar a la única persona imputada en este crimen, al menos más que resolver el asesinato de Susana.
La familia se enteró de la sentencia del tribunal de San Felipe a través de la prensa regional. El ocho de febrero el acusado fue puesto en libertad y absuelto de toda culpa. Nuevamente se confirmaba que la justicia no es ciega, y no está al servicio de las lesbianas de familias de clases trabajadoras y más desprotegidas socialmente.
Nieves dice con toda claridad que espera que los jueces de la Corte Suprema esta vez sí hagan lo correcto y enmienden su error. Ella en ocasiones se pregunta ¿Qué harían ellos si a sus hijas las mataran por ser lesbianas? Lo más doloroso es que entiende que esta es la última oportunidad para empezar un nuevo juicio, que hay que hacerse de valor una vez más, volver hablar y recordar unos de los dolores más grandes que ha experimentado. Dentro de ese dolor también hay bondad, porque dice que hay que luchar para hacer justicia por Susana, pero que no es solo por ella, sino por todas las mujeres lesbianas. Si no hay justicia para su hija, no habrá justicia para ninguna.
Hace el llamado a los padres y las madres sobre amar a sus hijas lesbianas, a no maltratarlas, a que deje de haber tanta discriminación y odio. Rompe el corazón escucharla, ese sufrimiento que, como otras madres que han perdido a sus hijas, transforman el duelo en activismo.
Con esa misma convicción las lesbotransfeministas y feministas hacemos el llamado a los ministros y ministras de la Corte Suprema a revisar bien la queja que ingresamos en el caso, como última posibilidad de hacer justicia para Susana. Ojalá piensen en Nieves y no sigan cristalizando esa impunidad por su lesbofeminicidio, impunidad que vemos en otros casos de lesbianas asesinadas. Crímenes de odio, de castigo, que son actos de disciplinamiento.
A Susana su acosador la mató por ser lesbiana, por no corresponderlo. Pero todo eso quedó silenciado.
Cierta parte de la sociedad chilena se fue transformando y abriendo hacia la diversidad, pero la historia de Susana muestra que por ahora ese cambio se queda solo en una declaración de buenas intenciones.
Mañana a las nueve realizaremos un punto de prensa para hacer este llamado en frontis Corte Suprema, exigiremos a la institución dar admisibilidad a la queja en relación del recurso de nulidad que fue rechazado por la Corte de Apelaciones. No bajaremos los brazos y seguiremos luchando por Susana, pero también por todas las lesbianas. Por nuestra existencia.