Daniza es una de las diez personas del pueblo diaguita que buscarán ser parte de la Convención Constitucional a través de los escaños reservados para escribir una nueva Carta Magna. Desde su cargo de cacique en la Comunidad Autónoma Cacanchi en Copiapó y como miembro del Consejo Nacional Diaguita, lucha por el respeto de los territorios indígenas y la creación de un Estado plurinacional donde se reconozca constitucionalmente a los pueblos originarios.
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Daniza Álvarez tiene una voz dulce, pero cuando comienza a hablar sobre su pueblo, se emociona y ese tono se endurece. Es una mujer indígena, de etnia diaguita. Su piel es morena, lleva un peinado muy bien cuidado al igual que su vestimenta: un vestido blanco o unku andino.
“No te olvides de dónde vienes, por si te toca regresar”, dice la frase de su campaña como constituyente.
El 11 de enero Daniza se encontraba en las oficinas del Servel en Copiapó para oficializar este nuevo desafío, como lo define ella. Era el último día para las inscripciones de las candidaturas de quienes buscan conformar la Convención Constitucional. Pasadas las diez de la noche, Daniza aún no cerraba el proceso. A pesar del tiempo en contra, sus hijos la esperaban afuera del edificio.
Cerca de las 11 de la noche, logró convertirse en una de las cinco mujeres indígenas que busca conseguir un cupo en la Convención Constitucional.
Ella es sanjotai del Consejo Nacional Diaguita, que abarca la III y IV Región. Su cargo corresponde a uno de los cacicazgos (cargos de líder). También trabaja en el Hospital de Copiapó en el Programa Especial de Salud y Pueblos Indígenas (PESPI) como guía espiritual en conjunto a una meica (sanadora), entregando la medicina ancestral a quienes son parte de su pueblo y deben tratarse en el centro médico.
Incluso ha habido partos diaguita, la tradición ancestral dice que se posan las manos tibias sobre el vientre para acelerar las contracciones. Al mismo tiempo se canta, y en el canto la mujer se concentra solamente en parir y el recién nacido sale sin dolor. Luego lo bañan en una vasija de greda para otorgarle la iluminación y conexión con la tierra y el cielo.
Daniza comenta que es difícil ser indígena. Y más aún si se es mujer. Sin embargo, siente que el pueblo diaguita es más bien matriarcal, porque actualmente lideran muchas mujeres, y ejemplo de esto es su cargo como sanjotai y su candidatura de constituyente.
-Hoy día dentro del pueblo, como candidatos, son mujeres las que están haciendo cabeza. Los varones nos están acompañando. Somos más bien un pueblo matriarcal, un pueblo de mujeres libres, tenemos una fuerza enorme-, dice.
Aunque algunos meses antes miraba el proceso constituyente con cierto resquemor, finalmente Daniza confió en lo que su pueblo le decía y aceptó tomar el desafío.
-Sentía que no era un proceso realmente que partiera desde las bases, que el pueblo hablara y dijera cómo tenía que ser, sino que a puertas cerradas entre un grupo de políticos. Pero el pueblo lo solicitó y ellos me convencieron-, aclara.
Su motivación además se basa en los 500 años de resistencia diaguita y la lucha por su reconocimiento. Considera que el Estado ha tenido un rol paternalista con ellos. Que ha estado presente en los procesos de consulta a los pueblos originarios, pero que ella no ve resultados ni respuestas.
Su objetivo es la recuperación de las aguas, de la tierra, la soberanía alimentaria y la salud. El agua es algo vital y la soberanía alimentaria es importante, su desarrollo y cómo producirlo, y para esto es necesario el derecho de la tierra.
“El tema de la salud es importante para mí ya que hoy trabajamos con programas [como el PESPI], pero necesitamos que exista una ley dentro de los hospitales, los consultorios, que permita entregar un servicio con nuestra cosmovisión y no como una medicina alternativa. Cuando uno trabaja con su vestimenta de indígena, existe cierto rechazo y no debiese ser. Se siente como una discriminación. Queremos que nuestra medicina tenga tanta validez como la tiene la occidental, respetando ambas y trabajando en conjunto”, explica.
-¿De qué formas cree que temas como la recuperación de las tierras y el agua, y el derecho a la autodeterminación de los pueblos, se pueden conseguir en una nueva Constitución?
Asegurando en ella una política real de financiamiento del Estado social de derecho que queremos construir, siendo o llegando a ser un Estado garante de los derechos sociales. Esto pudiera ser a través de un impuesto a las grandes empresas, o por lo menos asegurar que estas en el país paguen dichos tributos. Es necesario que la nueva carta fundamental establezca como prioridad las políticas públicas.
-¿Cómo pretende levantar las demandas de su pueblo frente a la convención?
Nosotros queremos llegar a los territorios, a cada valle. Vamos a trabajar en terreno, llevaremos una cartilla de trabajo y hablaremos con nuestros hermanos sobre qué quieren, qué necesitan y cómo vamos a plasmar el reconocimiento constitucional y la plurinacionalidad. Yo soy una voz para mis hermanos, para el pueblo, para decir sus necesidades y lo que quieren. Yo trabajo para el pueblo y soy su representante, para mí eso es lo importante, represento lo que ellos pidan.
-¿Por qué dentro de la nueva Constitución debiese plantearse un Estado plurinacional?
El reconocimiento de un estado plurinacional es uno de los requisitos básicos que se exige en cualquier Constitución de países con población perteneciente a pueblos originarios, es un reconocimiento bastante básico, porque una cosa es lo que la letra de la ley diga o reconozca como una declaración de principios, y otra que esa declaración de principios se haga realidad. Entonces hay que tener mucho cuidado cuando se habla del reconocimiento de un Estado plurinacional porque puede verse reflejado en el papel, pero no así en los hechos.
Creo que es necesario que el Estado chileno reconozca su carácter de plurinacionalidad debido a que tiene 10 pueblos originarios, más los hermanos afrodescendientes, pero si no se traduce en políticas públicas concretas de reconocimiento, en planes y programas de salud, trabajo, educación, vivienda o tierras de los pueblos originarios, difícilmente ese reconocimiento constitucional tendrá un efecto concreto.
La lucha por el territorio
Daniza explica que, como pueblo y cultura diaguita, existen muchos territorios que forman parte importante de sus creencias. Uno de ellos es El Olivar, la gran necrópolis donde sus ancestros dejaron conocimientos por los que, hasta el día hoy, se encuentran dando una lucha.
Cuando por Ley Indígena se realizó el reconocimiento del pueblo diaguita, no incluyó tierras ni territorio. Hoy El Olivar está abandonado mientras el Ministerio de Obras Publicas continúa las labores de construcción de la doble vía de la Ruta 5 entre La Serena y Vallenar (según información publicada en Interferencia).
“Así nos sucede en diferentes territorios donde tenemos nuestro patrimonio cultural, porque no tenemos reconocidos esos territorios”, cuenta Daniza.
-¿Cómo es esta lucha que abordan respecto del tema territorial?
-Nosotros no tenemos territorio, el único territorio que tenemos marcado, supongamos, es el Huasco con un título de merced, el cual hoy día es la única parte donde hay territorio diaguita.
No es una necesidad de tener la tierra y el territorio por un tema de que nosotros queramos tener parcelas o piscina, sino que queremos un desarrollo cultural. Por ejemplo, nuestros telares para los plantados ocupan mucho espacio y en una casa común y corriente no lo puedes hacer. También nuestros hornos para quemar cerámica, en una casa no puedes hacer ese tipo de cosas por el humo, entonces se impide el desarrollo de nuestro pueblo.
-Otro tema muy importante que mencionabas al comienzo es el agua ¿Cómo conviven con la privatización del recurso y los proyectos mineros?
-El agua es vital por el tema de los ríos, las cuencas. Aquí en esta zona (de Copiapó) se da fuertemente el tema de la minería y también los parronales. Hoy día el río de Copiapó está casi seco. Para San Pedro casi no llega agua, todo eso influye dentro de los territorios y su desarrollo. Las comunidades hoy en día juntan agua y el municipio les lleva camiones aljibe. Nosotros no deberíamos estar comprando agua para llevar a los territorios ni tampoco en este caso el municipio. Si tuviéramos nuestros derechos referentes al agua, no habría estos problemas.
-¿Cuál cree que será el resultado del proceso constituyente?
-Siendo optimista, creo que se pueden sacar cosas buenas, pero va a depender del empuje de los convencionales y de las candidaturas. También va a depender de que efectivamente tengan un empuje popular, un empuje político social de cambio que se haga cargo de los problemas del país, y varios temas que están pendientes. Por ejemplo, la prisión política preventiva que se le está aplicando a los jóvenes que fueron presos de la revuelta social, personas que después de un año aún están esperando procesos, eso es una forma de castigo y del carácter punitivo del Estado para decir lo que te va a pasar si la gente se moviliza. Yo creo que esos temas deben estar presentes, los indultos y ponerle freno a la violación de los derechos humanos que ha perpetrado el Estado.
– Para finalizar ¿Cuál diría usted que es el mayor valor de su candidatura para la convención constitucional?
– El proceso nació de los jóvenes que quieren igualdad de derechos para todos. Como pueblo llevamos 500 años en esta lucha y hoy finalmente se abre la posibilidad de establecer igualdad ante la ley de nuestros pueblos y de los ciudadanos, el respeto a los pueblos indígenas y a nuestra cosmovisión.