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No más violencia político sexual

No más violencia político sexual

¿Quiénes somos las enemigas implacables de Piñera? ¿Serán las adolescentes que se saltaron los torniquetes y evadieron el pasaje del metro el 18 de octubre y remecieron al país entero? ¿O las periodistas que sólo buscan hacer su trabajo? ¿O seremos las lesbianas quienes luchamos contra la injusticia e impunidad por los asesinatos de nuestras compañeras? Sin duda lo son las mujeres mapuche e incluso las niñas como Wakolda en el Wallmapu. Somos todas, las feministas, lesbofeministas, transfeministas, las mujeres indígenas, las que luchan por el medio ambiente y las abuelas que siguen marchando para que sus nietas no vivan lo que ellas callaron. ¿O somos las que no pueden silenciar ante el abuso de poder de este mandatario defensor del legado de Pinochet?

Piñera y la brutalidad de sus fuerzas policiales políticas dejaron de ser instituciones en quienes se pueda confiar, los que sabemos no respetan a nadie ni a nada.  Hemos soportado esta especie de guerra declarada el 21 de octubre 2019 y han estado persiguiéndonos desde principio con Carabineros y el resto de las Fuerzas Armadas como una fuerza abusiva que destruye a quienes no estamos de acuerdo con su gobierno y las que salimos a la calle a luchar contra una democracia exclusiva y reservada como un privilegio para la clase alta.

La violencia política sexual forma parte del  poder patriarcal y se intensifica en esta crisis donde cada vez estamos más solas.

Las enemigas somos las que gritamos “¡No es No!” las que exigimos justicia por nuestras hermanas lesbianas, trans y heterosexuales que han muerto en manos de sus parejas, o extraños lesbo odiantes y trans odiantes. Somos las que seguiremos luchando contra el fascismo clasista, racista, colonial y desde la aporofobia.

No nos callarán, no nos quitarán nuestro derecho inherente de pensar, luchar y vivir libremente. Somos  la foto de una joven manoseada por carabineros en una protesta, somos las mujeres abusadas, somos las niñas obligadas a desnudarse y hacer sentadillas. Pero no seremos silencio.

Somos las que estamos de acuerdo con la refundación de una institución que abusa de mujeres y niñas.

Estamos hartas y no queremos que sigan deteniendo a nuestras compañeras para agredirlas sexualmente, esposarlas y secuestrarlas en sus retenes. Seguiremos siendo una voz en medio de tanta barbaridad.

Estamos solas. Ni la clase política, ni el Estado nos protege, nos cuidamos solo entre nosotras.  Hubo muchas oportunidades para que la oposición pudiera haber responsabilizado al presidente por los apremios, abusos sexuales, mutilaciones oculares, violaciones y detenciones ilegales.  No lo hizo y no lo hará, porque obtuvieron algo a cambio, y esa compensación política es el mal llamado Acuerdo por la Paz Social y la nueva Constitución.

La acusación en contra del mandatario pudo haber frenado los crímenes de lesa humanidad ejercidos por la fuerza de orden político de Sebastián Piñera, pero no se hizo. Hoy vemos los resultados de aquella decisión política. Hay un completo abandono con respecto a la defensa de las mujeres organizadas. Ni siquiera hemos tenido una señal propositiva desde las instituciones cuya labor es velar por los derechos de las mujeres, adolescentes y niñas. El Servicio Nacional de la Mujer y la Equidad de Género (SernamEG) es otra entidad más que obedece a este silencio cómplice y nula representatividad, nos queda la única opción de no restarnos del único proceso constituyente paritario en el mundo entero. Ese que por contraparte está teñido de rojo con los asesinatos y torturas de este gobierno.

En la marcha del Día Internacional de las Mujeres hubo incidentes de violencia político sexual, que no se pueden divulgar en ningún medio, dado que la misma familia de una de las sobrevivientes sólo quiere contener a la joven tras lo sufrido.  No sabemos que sucederá con ella, si obtendrá justicia, o si los mismos funcionarios policiales que le hicieron esto serán los que nos detengan en una próxima manifestación. A sólo una semana tras esos hechos barbáricos, Claudia Aranda, una periodista que solo hacía su trabajo, denunció que fue torturada por carabineros.

Piñera le dice al mundo que en Chile se respetan los derechos humanos, mientras usa toda la fuerza y poder que tiene y la ejerce de manera indignante en contra del pueblo.

Es importante también recordar que Karen Ulloa y Naya Sepúlveda fueron absueltas de todos los cargos que la Policía de Investigaciones les imputó con un montaje armado en su contra y que ellas serán la primera pareja lésbica en interponer una querella en contra todos los oficiales que resultan responsables de los apremios, la violencia político sexual lesbo odiante y todo el tiempo en que privaron a Karen de libertad. Las únicas armas que tenían Karen y Naya fueron sus gritos y pancartas.

Por ellas y por todas, hoy no nos podemos quedar calladas. Las mujeres feministas, lesbotransfeministas estamos hartas y no dejaremos de luchar hasta lograr erradicar la violencia política sexual y policial.

No. No bajaremos los brazos.

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Escrito por

Cofundadora de Familia es Familia.

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