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Renato Ibarra, preso de la revuelta sobreseído de todos los cargos en su contra: “Fuimos miles marchando y a los presos nos dejaron solos”

Renato Ibarra, preso de la revuelta sobreseído de todos los cargos en su contra: “Fuimos miles marchando y a los presos nos dejaron solos”

El joven de veinte años salió de la cárcel el 19 de octubre tras pasar diez meses preso en el módulo 12 de Santiago 1. Fue injustamente acusado sobre la base de una evidencia que Carabineros asumió tener respecto de porte de bombas molotovs. Luego rectificaron su versión y confirmaron que no disponían de prueba inculpatoria alguna. En esta entrevista cuenta por primera vez su historia.

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Renato Ibarra (20) sale abrir la puerta en medio de los ladridos de Lulú, Canela y Chola. Él viste una camiseta de la Universidad de Chile, esa tarde habrá partido. Renato se sienta en un sofá, del otro lado del living lo miran su novia y su hermana mayor Daniela (28). Están cansadas y felices al mismo tiempo. Más tarde los acompañará su madre, quien se emociona cada tanto con los recuerdos de su hijo.

Desde el ventanal se ve una quiltra negra -que rescataron hace poco- acaba de parir ocho cachorros. Renato cada tanto se restriega los ojos.

En el camino a ese condominio de San Bernardo se ve un terreno baldío y en medio un cartel que reza “Libertad a los presos de la revuelta”, cerca también hay un Centro Cerrado del extinto Sename “Tiempo Joven”. Renato saca a colación el tema del Servicio Nacional de Menores para explicar qué es desigualdad en su comuna y las zonas marginadas de Santiago.

-Para mí la desigualdad es que tres compañeros de mi ex liceo industrial estén muertos por tráfico o por participar en asaltos-, dice.

Habla de esa realidad de la que él se sentía ajeno, pero que luego conoció de cerca cuando lo expulsaron de un colegio subvencionado. Le era ajena porque tiene una familia sobre protectora que no lo dejó solo en ningún momento. Entiende que no todos “los cabros” de las comunas periféricas corren con su misma suerte. Que muchos no pueden elegir. Pero pese a esa reflexión, Renato sabe lo que es perder. Lo marcó el día que fue detenido y acusado ipso facto. Lo culparon aunque se demostró lo contrario los primeros días. También lo culpó la prensa y la foto que publicó Bío Bío donde aparece cansado, con el  rostro afligido y con las bombas molotov en sus pies.

El 18 de diciembre del año 2020, en el contexto de la revuelta social, Carabineros detuvo a Renato en medio de una protesta cuando huía de las llamadas “encerronas” por la Alameda con San Antonio.

Los hechos terminaron con el joven acusado de portar elementos para fabricar artefactos incendiarios, por lo que se decretó la cautelar de prisión preventiva. Sin embargo, la semana pasada -el 19 de octubre- fue sobreseído de todos los cargos y recuperó su libertad tras diez meses de encierro. Esta situación que vuelve a poner en entredicho los operativos de Carabineros y el abuso de la prisión preventiva.

Desde el primer momento Renato pidió en la comisaría que le tomaran un examen de hidrocarburos, prueba que salió negativa. Carabineros insistió en que tenían un registro audiovisual, pero la versión cambió pasados algunos meses hasta que admitieron que no tenían pruebas. Incluso la Fiscalía Centro Norte debió ratificar que el supuesto registro audiovisual nunca existió, debido a que uno de los carabineros que declaró tenía su cámara GoPro apagada.

Finalmente,  sin evidencia inculpatoria alguna, el joven recuperó su libertad. Renato era inocente.

El joven tiene el rostro pálido, los ojos verdes  y achinados, también parece más un adolescente que adulto. Quizá es su forma espontánea de hablar o lo feliz que se pone antes las muestras de cariño que recibe de su madre y hermana. En el ante abrazo derecho tiene tatuado a Lisa y Bart Simpson, abajo del dibujo dice “Daniela”; su hermana también lleva el mismo grabado.

¿Hay una diferencia tan insoslayable entre Renato y otros jóvenes o hijos?

-Este le puede pasar a cualquiera-, dirá más tarde el joven.

En la cárcel sintió que estaba atrapado en una situación límite, con el miedo acechando todos los días en módulo 12. El miedo de no saber cuándo iba a salir y ver cómo otros presos de la revuelta seguían acumulando más cargos. La vida en la cárcel deteriora de forma apresurada la condición mental y física, él sabe de eso. A veces recibía encomiendas que le alegraban la vida dentro; otras mañana amanecía sin ninguna esperanza.

Renato vuelve hablar sobre perder. Y de esa celda sombría. Pero dice que a veces se pierde más que tiempo. “El Deli”, su mejor amigo, se suicidó el 21 de marzo.

-Él se sentía culpable porque siempre andaba conmigo en las marchas y justo ese día tenía que trabajar. Él tenía depresión y me mandaba mensajes todos los días cuando estaba preso, me decía que se sentía culpable, que estaba arrepentido de no haberme acompañado-, dice.

En unas horas lo irá a visitar al cementerio El Prado.

– Después que te dieron la noticia y de vuelta en tu casa ¿Cómo has procesado estos días tras tu salida de le cárcel?

-Es como un sueño del que cuesta despertar porque al final quieras o no te acostumbras a estar adentro. La cárcel te come, como se dice, porque te acostumbras a la rutina, a estar todo el día con los compañeros y ya después no había tema de conversa, era solo mirarnos las caras. Después que tenía audiencias, en las noches, tenía sueños de que me iba a la calle, que salía de la cárcel. Me veía que salía corriendo, en el sueño también veía que llegaba acá la casa con mi familia y después despertaba y era como “¡Puta, aún estoy en este celda!” Entonces ese es mi miedo, todavía cuesta creer  que todo esto es algo real.

-¿Qué hiciste cuándo te dijeron que salías?

-Regalé todas mis cosas, es una práctica también en la cárcel. Regalé mis zapatillas, polerones y cuando salí ese día estaba de cumpleaños mi mamá y le cantamos afuera de Santiago 1 y le vinimos a celebrar el cumpleaños acá a la casa. En la mañana me habían dicho que yo iba a salir el miércoles no el martes. Me llamaron un rato después y me dijeron “Se corrió tu audiencia al martes a la una de la tarde” y en ese momento eran las doce y media. Yo tenía visita, fue a verme mi polola entonces estaba con mucha ansiedad. Subí con el teléfono en medio de la visita y me dijo “Ya te sacaron todos los cargos te vas hoy a la calle” y fue como “¡Oh, no lo puedo creer!”.

Todos ya sabían, porque el abogado tiene un grupo de Whatsapp con mi familia, entonces me empezaron a hablar todos. Pensé que era una broma, pero escuché los audios del abogado sobre el sobreseimiento,  fue algo que sentí de golpe, no la creía. Caminaba por el patio y era como que no estuviera ahí. No supe cómo reaccionar.

– Fuiste aprendiendo de términos judiciales y debe ser fuerte escuchar la palabra “sobreseído” después de diez meses de encierro

-Sí, y además por aquí y por allá salieron publicaciones en Instagram y mucha gente se enteró de mi salida.  En el módulo mis compañeros me tomaron y me tiraron al agua de las duchas cuando bajé de visita. Es una tradición tirar al agua al compañero que se va, te tiras por las tuyas o te tiran. Te echan agua con baldes y en el pasillo te tiran champú, crema, todas las cosas. Pero es brígido irse, uno se acostumbra. Creo que recibí la noticia diez para la una: La jueza me había sobreseído. En la tarde me sacaron rápido de la celda, como a las siete y cuarto de la tarde y a los quince minutos ya estaba afuera. Ahí recordé cosas como que nunca conocí a la fiscal Viviana Montenegro de la Fiscalía Centro Norte. Luego recordé que en la primera audiencia presentamos un peritaje, pero me dejaron igual con todos los supuestos testigos. Me dejaron con un video del 17 de diciembre y yo caí el 18. Cuando decía “Voy a un juicio oral terrible de mal”. Al principio de la causa cuando yo iba a las audiencias me decían que los pacos tenían un video de la GoPro y que en esa grabación yo salía pegándole a un paco. Me acordé cuando no soltaban las grabaciones de las cámaras de la muni. Después soltaron esos videos y ahí salía que me pescan y yo me quedo quieto como diciendo “¡Que me lleven!” (levanta las manos). No hago nada. Ahí se notifica recién que los videos de la GoPro no existían, pero había otro paco que dijo que yo había tomado un bolso y que él lo había recogido al instante e intacto, lo había revisado y tenía molotovs. Él dijo que había grabado en todo momento y con ese testimonio a me dejaron preso.

-Una declaración falsa y un video donde no salías tú

-La fiscal siempre que iba a Tribunales decía que yo aparecía pegándole a un carabinero, que yo era un peligro para la sociedad, que me resistí a la detención. Cuando dijeron que la Go Pro no existía me decretaron arresto domiciliario total, pero el Ministerio del Interior apeló. Ahí empezó la pesadilla. En este caso fue Fuerzas Especiales, quienes me detuvieron en una encerrona que hicieron en San Antonio. Habían más de ochocientas personas, en una de las audiencias, la jueza les decía “¿Cómo dicen que los identifican desde antes?” “Pero si la personas que ustedes dicen no pueden identificarse por la vestimenta, porque están vestidos todos iguales”. Ellos decían que te identifican desde antes portando bombas molotov y lanzándolas posiblemente.

-Las encerronas que empezaron con el copamiento preventivo ¿Cómo fue todo en ese momento?

-Yo estaba en San Antonio con la Alameda y empecé a correr fuerte hacia el oriente, veo que están empezando a agarrar a la gente de todos lados e intentan tomar a un loco frente a mí, ahí el paco se da vuelta y me toma. Me agarró del gorro del polerón y me giró. Cayó arriba mío. En segundos  llegaron como cuatro más, me pescaron y me llevaron al carro y ahí ya me dijeron “Había un bolso, te botaron ese bolso”. Insistía que él lo había visto y yo como “¿De qué me está hablando?”. Me llevaron hacia Moneda y yo tenía un encendedor en el bolsillo derecho y dijeron “¡Ya a este huevón revisémoslo!”, y sacan el encendedor y dice “¿Cómo que el bolso no es tuyo”? Si esto es tuyo y lo tenís listo pal uso”. Yo era el único esposado todos los otros detenidos estaban por desorden público. Luego me llevaron a constatar lesiones a la comisaría 33 de Ñuñoa. Ahí me estaban esperando los del OS9. Me decían que parara el show, que qué ideología tenía y que dijera la verdad porque ellos tenían todas las pruebas. Me metieron a las salas donde estaban las pantallas que mostraban las cámaras y las fotos de los cabros que andaban con molotovs, y no me encontraban en esas pruebas. Después me sentaron mirando a la pared y es ahí donde supuestamente el paco -que se llamaba Rodrigo Higuera-  dice “Aquí está la grabación la tengo yo.” Me decía “Aquí podemos ver que bota el bolso”, pero me tenía mirando a la pared yo nunca vi ese video. Después me llevaron al calabozo y el paco me decía “Yo te grabé, admite tu delito”, “¡Por qué no lo admites, te grabe, te grabe!”. Por otra parte la fiscal me pedía la contraseña del teléfono. Le dije que no hasta que llegara un abogado y me defendiera. Ahí me dijeron que mi delito era portar bomba molotov. Yo les dije que quería la prueba de hidrocarburo y ahí llegó la abogada. Periciaron todo, la ropa, los bolsos, y la prueba de hidrocarburos salió negativa.

También buscaban para verme en las grabaciones de la marcha y no habían podido. La jueza dijo que no había motivo para la detención y ahí ella dijo que me fuera con arresto domiciliario nocturno, pero como dije el Ministerio del Interior apeló y con la pandemia se paralizaron las causas.

-¿Cómo era tu vida antes de que todo empezara?

-Yo trabajaba en un fábrica de espuma, iba a las marchas, andaba en bici y participaba en una olla común acá mismo en San Bernardo.

-¿Qué es  lo que te motivó para salir a la calle?

-Yo estudiaba en un liceo que estaba aquí en una población y era fome ver cómo los cabros de ese liceo caían en las drogas o en la violencia, ver que la PDI y los pacos llegaran reventando las poblaciones, el tema de la salud también. Una vez se me complicó un cálculo y tuvimos que pagar la atención de forma privada en una clínica. El cálculo se había ido al páncreas, por negligencia de un mal diagnóstico. Pero el punto es que ene se liceo industrial me matricularon porque antes estudiaba en un colegio subvencionado y me echaron por hiperactivo. De mis compañeros de ese liceo industrial han muerto como tres, por tráfico y otros están presos.

-Si tuvieras que agregar algo sobre la Ley de Indulto General a los presos de la revuelta ¿Qué dirías?

-Es difícil decirle algo a la gente, porque hay que estar en los pantalones de los cabros que nos gusta la libertad. Adentro pasas algo tan básico como querer ir al baño y no puedes, querer comerte una palta y no puedes, salir a dar una vuelta y respirar aire fresco y tampoco puedes. Para que les voy a mentir adentro el aire tiene olor a humo, es horrible, es tóxico, oscuro. Teníamos patio de nueve de la mañana a cinco de la tarde, el resto es encierro. Mi compañero  era Matías Barrocal, (joven del caso Lo Hermida). A él le regalé la mayoría de las cosas, fue con él con que tuve más afinidad. Él tiene 21, un año más que yo. Cada día le aumentan más años a su causa y él no tiene familia.

Pese a la alegría de ahora es fome irse, cuando te vas caminado por el pasillo de la celda y tus compañeros se despiden, te gritan que te quieren. Ves sus manos. Yo me fui, pero ellos se quedaron.

Por eso creo que hay que ser de palabra en la vida, con los compañeros nos defendíamos y cuidábamos entre todos, en medio de la lógica de “la cana”. Salieron miles de personas el 18 de octubre y los presos nos quedamos solos ¿Dónde están los demás? Todos se sienten solos allá adentro, en el módulo 12.

El montaje

Según el parte policial -al que este medio tuvo acceso – se especifica que la hora de detención fue a las siete de la tarde del viernes 18 de diciembre del 2020. A cargo del procedimiento estuvieron los funcionarios Rodrigo Higueras y Bernardino Ramírez, ambos de la dotación de la 28 Comisaría de Control de Orden Público de Carabineros. Acusaron a Renato de portar artefactos incendiarios e infringir las normas sanitarias y de salubridad (artículo 318). Pero aquel día la comuna de Santiago Centro estaba en fase dos, lo que para Renato no hubo razón para imputar dicho delito.

“Se encontraba de servicio de contingencia Protesta Nacional (…) en el escuadrón 03, sección 07, en el B-489, vehículo a cargo del teniente Omar Baquedano (…) entre el tumulto de personas divisó a un sujeto con el rostro cubierto con un pasamontañas (…) por lo que el cabo 2do Ramírez Riquelme inició un seguimiento de infantería tras de este sujeto y siendo las 19:00 horas logra darle alcance y proceder a su detención (…) el carabinero Higueras se percató que el imputado dejó caer al suelo un bolso color negro tipo morral”, se lee en la narración de los hechos de Higueras y Ramírez.

En la declaración en calidad de testigo de Rodrigo Higueras Gutiérrez, relató que en la manifestación del 18 de diciembre se encontraban aproximadamente 800 personas con rostros cubiertos y descubiertos, y que el cabo Ramírez detuvo a un individuo que traía una mochila negra en su espalda.

“Al llegar al dispositivo (vehículo) el imputado dejó caer un morral de color negro y yo procedí a recogerlo y dejarlo al interior del dispositivo, al concurrir a una zona segura libre de peligro y manifestantes, y yo al abrirlo había cuatro botellas de vidrio transparente (…) con un líquido amarillo en su interior, con un fuerte olor a bencina (…) dándole cuenta a mi jefe de sección mi teniente Omar Baquedano, siendo trasladado a constatar lesiones y posteriormente a la 33 Comisaría de Ñuñoa”, se lee en la declaración de Higueras, quien también comenta que portaba una cámara corporal marca Motorola.

A la mañana siguiente, se realizó la audiencia de formalización de Renato Ibarra en el Séptimo Juzgado de Garantía, en donde la jueza Pilar Ahumada decretó la medida cautelar de prisión preventiva en Santiago Uno por ser considerado “un peligro para la sociedad”.

Sin embargo, en la apelación de marzo pasado, su defensa explicó que la prueba de hidrocarburos resultó negativa; también que dos de los tres funcionarios aprehensores dijeron que no habían visto a Renato botar un bolso, sino que solo se limitaron a decir que Rodrigo Higueras habría recogido un bolso que según él lo habría visto dejar caer. Además, que Higueras habría portado una cámara GoPro al momento de recoger el bolso, cámara que la defensa solicitó y que Fiscalía Centro Norte no hizo entrega.

Renato dice que por suerte su caso fue distinto y su familia pagó un abogado particular. Daniela (28), su hermana mayor, lo mira de cerca y completa la historia.

-Tuve que sacar un crédito y hacemos actividades para poder pagar las cuotas del crédito: completadas, platos únicos, rifas y tenemos que seguir haciéndolas, las peñas también-, explica.

El día de la detención, a las siete de la tarde del 18 de diciembre, al no tener noticias de él, su madre y hermana lo comenzaron a llamar. En la comisaría, en una mesa y de reojo, Renato veía aparecer los mensajes de su familia. Quería avisarles sobre lo que estaba pasando.

Ambas pensaron que lo habían detenido por desorden público. Fueron a la Tercera comisaría, donde había un joven llamado Renato pero solo fue un alcance de nombre. Al mismo tiempo llegó una patrulla de la comisaría 33 a su casa. Ahí le informaron al padre de Renato que su hijo estaba detenido “por andar con molotovs”. Nadie podía creer lo que estaba pasando.

-Desde afuera fue horrible, para nosotros como familia era sagrado ir a protestar y ese día mi mamá estaba trabajando y yo no fui porque me tocaba turno de noche. A cierta hora le hablábamos y él no contestaba nada. Ahí supimos que había pasado algo. Después que nos avisaron que estaba en la 33 Comisaría de Ñuñoa, llegamos allá y nadie nos atendía. Cerca había un cabro chico vestido de paco y tenía una hoja en la mano, nos preguntó a qué detenido buscábamos “A Renato Ibarra”, le contestamos y dijo “Yo lo tomé detenido” “Yo lo grabé cometiendo el ilícito”- dice Daniela.

-Renato, respecto de la acción del OS9 ¿Recuerdas de algún nombre en particular?

-Había uno que se repetía en los casos de los cabros que era el tal “Gaete”. Cuando estuve se repetía y sonaba su nombre.

-¿Qué pensaste frente a todo ese operativo?

-Que nosotros éramos como trofeos, cuando uno entraba a la 33 te sacan al patio para que todos los pacos te miren. El mismo paco del piquete me sacó una foto que luego se publicó en la radio Bío Bío y ellos mostraron mi cara con molotovs en los pies, y pusieron que me habían pillado en flagrancia. Me pillaron en un operativo de Fuerzas Especiales, y en canal 13 pusieron que yo incitaba menores de edad, casi que era el líder de una banda.

Renato saca su teléfono y muestra las imágenes del peritaje audiovisual de las cámaras de seguridad de la Municipalidad de Santiago. Se ve la secuencia desde que la mochila está en el suelo y él está a varios metros de distancia.

-Rodrigo Higueras es el carabinero que recogió el bolso. Fue quien en todo momento dijo que me grabó- insiste.

¿Qué mensaje le enviarías a ese carabinero?

-Cuando me detuvo le dije que se iba a arrepentir de lo que me estaba haciendo. Fueron diez meses en los que perdí muchas cosas, perdí a mi mejor amigo en ese tiempo. Se suicidó el 19 de marzo de este año. Él se sentía culpable porque siempre andaba conmigo en las marchas y justo ese día tenía que trabajar. “El Deli” tenía depresión y empeoró con mi detención, me mandaba mensajes todos los días cuando estaba preso, me decía que se sentía culpable, que estaba arrepentido de no haberme acompañado y se suicidó. Hoy lo voy a ver al cementerio, es la primera vez que lo voy a ver desde que salí. A él le gustaba cantar, andábamos siempre juntos.

-¿Recibirás contención sicológica?

-Sí, los del Movimiento Salud en Resistencia tienen un psicólogo que nos iba a ver, y estoy en contacto con él ahora. Actualmente no pueden entrar (a Santiago 1), porque el Colegio Médico les quitó el ingreso, no se sabe porqué. Este Movimiento nos hizo un catastro a todos los detenidos del estallido social y dijeron que estábamos demasiado flacos y que no estábamos en buenas condiciones. Adentro solo te atienden (gendarmería) para sacarte muelas y después te devuelven al módulo a tomar salmuera.

-¿Cuántos presos quedan en el módulo 12?

-Más de 25, y el promedio de edad es entre 18 y 24 años, hay tres que tienen más edad. Eso sí, hay un cabro, David Gómez, que se ha intentado suicidar dos veces, y el Movimiento Salud en Resistencia era el único contacto que él tenía.

-¿De qué modo matabas el tiempo dentro de la cárcel?

-Jugando cartas, jugando cartas, jugando cartas (ríe). De repente bajaban las teles y veíamos alguna película, las noticias, o escuchábamos música, y poníamos música para todo el módulo.

-¿Cuáles son tus proyectos a corto plazo o qué actividad te gustaría retomar?

-Quiero viajar, irme a la playa, a La Herradura en Coquimbo, porque el verano lo pasé adentro. Tocar el mar. Estos últimos días he comido de todo, pero aún no puedo salir, no he sacado el carnet porque Fiscalía me lo perdió.

-Si tuvieras que rescatar alguna cosa de esta experiencia ¿Qué sería?

-Maduré, antes era demasiado cabro chico y ahora estoy más maduro. Yo era demasiado apegado a mi mamá.

-¿Piensas que la gente se ha olvidado de los presos de la revuelta?

-Todos se han olvidado de nosotros, la gente se guía por lo que dicen en la tele. Necesitamos gente que realmente luche (…) Nosotros estamos presos todo el año, no tan solo en fechas puntuales.

-¿Qué le dirías a tus compañeros?

-Que los quiero mucho, que se cuiden y que pronto estaremos juntos afuera. Yo seguiré en la lucha, desde otro punto lamentablemente. Necesito hablar por ellos, siento que les debo eso, no los puedo dejar tirados y tampoco los voy a dejar solos. Muchos salen y se desligan. Yo no, les demostraré que soy de verdad y que los quiero ayudar. Adentro todos me querían casi, porque soy una persona piola, tranquila, apañaba a todos.

-¿Qué opinión tienes de la prensa que te criminalizó desde un principio?

-La prensa siempre se va a prestar para eso, hay que ver de dónde vienen, quienes son los dueños de esos medios, hablan lo que les conviene. Era un caso de molotov, estallido social, había que tirarme mierda.

Lo que no saben es que mi papá es operador de maquinaria, mi mamá trabaja haciendo aseo en una empresa. Somos una familia de esfuerzo.

……….

*David Gaete Beltrán es teniente de la Dirección de Inteligencia de Carabineros (Dipolcar) y reconocido jefe de un equipo Intra Marchas, personal vestido de civil que realizaron diversos seguimientos y detenciones durante el estallido social, siendo uno de los procedimientos más emblemáticos el del caso Hotel Principado de Asturias en noviembre del 2019, en donde Matías Rojas, Jesús Zenteno y Benjamín Espinoza fueron condenados entre cinco y seis años de presidio. Gaete también también es conocido por participar en allanamientos efectuados a comunidades mapuches de Arauco, en donde fue denunciado por torturas en el año 2016.
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