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Consejera del INDH Constanza Valdés: “Esta violencia insoportable puede disuadir a que más mujeres y disidencias entren a las esferas políticas”

Consejera del INDH Constanza Valdés: “Esta violencia insoportable puede disuadir a que más mujeres y disidencias entren a las esferas políticas”

La abogada y activista ve con preocupación los avances de discursos de odio hacia las mujeres y disidencias en las redes sociales. Pero más preocupante-dice- es  la falta de una respuesta social y acciones concretas del Estado para parar esa misma violencia que parece ir en aumento tras el plebiscito de salida. Desde entonces, cree, que los grupos de extrema derecha se han dedicado a atacar a políticas, activistas  y comunicadoras. “Hoy las instituciones no funcionan rápido, no son efectivas, no tienen una perspectiva de género por regla general. Por eso es importante que ante esta violencia, las mujeres y disidencias, tengamos una  red de protección y de apoyo en amistades, en la familia, en las organizaciones de la sociedad civil”, dice en esta entrevista.

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12/03/2023

Constanza Valdés, licenciada en ciencias jurídicas y activista trans, dice que estos dos últimos años ha estado en un proceso muy enriquecedor, un momento en el que comenzó a trabajar en distintos espacios enfocados en Derechos Humanos, momento también en el que se profundizó su activismo, el trabajo en la academia y la publicación del libro “¿Un cuerpo equivocado?” (La pollera). En medio de la entrevista, en un café de Providencia, habla pausado sobre lo que ha sido este tiempo de crecimiento, pero a la vez de mucha exposición.

Como consejera del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) cree que es una organización que todavía está lejos de ser una institución que tenga elaboración política y un abordaje de contenidos amplia en materia de derechos humanos de la mujer y de personas LGBTIQ+.

-Creo que vamos en un cuarto de lo que podríamos avanzar-, dice.

La primera semana de marzo, ad portas del 8 de marzo, estuvo marcada por la violencia digital hacia las mujeres. En el caso de la consejera del INDH todo comenzó luego que el ex candidato presidencial, Tomás Jocelyn Holt, publicara imágenes que Constanza tenía en una aplicación de citas. Fue en ese momento cuando comenzó el acoso por parte de cuentas de los llamados “patriotas”, donde principalmente la atacaron por su identidad sexual; en el caso de Maite Orsini, los ataques se multiplicaron cuando se reveló su relación el jugador de futbol Jorge Valdivia. A esto también se sumó el llamado que hizo a la generala de Carabineros Karina Soza tras un control de identidad al deportista. En opinión de algunas feministas una mujer con más privilegios que otra, por ende el caso de Constanza fue mucho más invisibilizado, incluso cuando los mensajes eran abiertamente transfóbicos.

– Es un problema mundial, pero en medio de la Convención y tras el triunfo de la opción “Rechazo”, los bots de la extrema derecha y sus discursos de odio parecen ir en aumento. ¿Cómo ves el avance de la amenaza de violencia digital hacia las mujeres y disidencias?

-Es bien preocupante cómo han ido avanzando los discursos de odio contra mujeres y disidencias-sumado a otros grupos de especial protección- y se exacerbaron después del 4 de septiembre, cuando ganó la opción “rechazo”, pero también es algo que se venía de fraguando hace mucho tiempo. Una de esas consecuencias, por ejemplo, fue la última elección presidencial, donde José Antonio Kast tuvo una votación, que si bien fue menor a la del presidente electo, fue una votación importante. Lamentablemente, y con un partido que une sencillamente discursos de odio. Lo que pasó por ejemplo con Maite Orsini, también se empezó a diluir de alguna forma en esta vinculación a la ‘farandulización’ de lo que sucedió y versus lo que sucedió en este caso que tiene que ver con violencia política, con violencia digital y un fenómeno que está pasando a lo largo de todo el mundo, especialmente a mujeres que ejercen funciones públicas. En medio de esos ataques empiezan a utilizar tu vida personal, ya sea fotografías íntimas, a cuestionar si sales a fiestas, como pasó con la primera ministra finlandesa. En mi caso, por ejemplo, utilizaron una foto de una aplicación de citas. Eso lo hacen para denostar, algo que no se haría de la misma forma con un hombre.

Nunca vemos que a los varones, que ejercen funciones públicas, les publiquen fotos donde están sin polera para decir “Ah, mira, esta persona no está apta para el cargo”. En cambio, sí lo hacen con las mujeres y eso tiene que ver con la violencia machista.

Acá hay que hacerse cargo de un problema mucho más estructural. Por ejemplo, esta misma situación viene dándose hace mucho años con mujeres activistas, particularmente mujeres que se dedican al ámbito de los derechos humanos, de la política. Esto se hace para intentar silenciarlas y sobre todo, lo que tiene que ver -principalmente-con enlodar su trabajo. Por ejemplo, lo que sucedió cuando salió por primera vez Maite Orsini como diputada y empezaron a viralizar las fotos que se sacó hace mucho tiempo modelando y decían cosas tipo “esta persona no puede ser diputada”.

-Hay un una especie de ‘disciplinamiento’, que es decir “Este no es tu lugar”. Pasa con las mujeres en la política, con las comunicadoras y en tu caso en un momento que también adquieres más notoriedad.

-Sí, de hecho con esas acciones tratan de situarte en el lugar al ellos creen que tú perteneces. Por ejemplo, en mi caso, mucha gente empezó a cuestionar sobre cómo yo podía ser directora subrogante del INDH, sin saber que era parte de una fórmula rotativa que tiene que ver con el orden alfabético, etcétera. Muchos de los comentarios decían frases como “Esta persona no tiene las capacidades ni las habilidades” y eso solo se hace con mujeres y con personas de las disidencias. En este caso las críticas venían por el simple hecho de ser una mujer trans. En ese sentido hay una violencia que es muy simbólica del hecho de qué excluir, y también hay que ponerle ojo. Esta violencia insoportable puede disuadir a que más mujeres entren a las esferas políticas. Entonces, en ese contexto, además de un ‘disciplinamiento’ tiene que ver con una sanción, con una represión constante.

Constanza Valdés

-Pero hablando de interseccionalidad, y sin justificar ningún tipo de violencia, una cosa es la misoginia contra una diputada blanca, de clase alta, cisgénero y otra levantar ataques de odio contra una mujer trans, cuando en el segundo caso se corre el riegos de ser asesinada por estos discursos. Es decir una violencia se invisibiliza más que la otra.

-Sí, por lo mismo cuando se generan esos discursos donde no solamente se cree que las personas trans no deberían estar en las esferas de poder, también que si lo haces debe ser lo más invisible. No incomodar. De hecho, en todas las publicaciones que yo vi, en ninguna se referían a mí como mujer. Entonces, en general, tienen ese doble objetivo: invisibilizar, para negarte; por otra parte, violentarte. Ahora, el gran problema que tienen todo estos discursos de odio es que hay una delgada línea de lo que es lo digital y lo que se puede ver en el ámbito público. ¿Qué impide que una persona que ve estos discursos en las redes sociales no se permee de ellos y actúe en contra de un grupo determinado de personas? No hay ningún impedimento al respecto. Los discursos de odio son mucho más que eso, porque pueden generar una realidad completamente violenta.

– Las redes sociales tienen un discurso de libre expresión, pero en el fondo lo que hacen es despolitizar toda esta violencia. ¿Cuál es la solución? Muchas mujeres denunciaron el tuit de Jocelyn Holt, pero no obtuvieron resultados.

-Hay principios rectores en materia de derechos humanos y las empresas, por regla general, no las cumplen. En ámbito de las redes sociales sucede lo mismo porque buscan difundir lo más que puedan esta supuesta la libertad de expresión, sin tener en consideración cuáles son los límites y las sanciones. Efectivamente, se considera que la libertad de expresión no es un derecho absoluto y que específicamente puede tener sanciones por lo que se dice. Sin perjuicio de que Twitter no ha sido una herramienta que particularmente sancione mucho y hay una profundización de esto con Elon Musk. Ahora también se permite y se difunden más discursos odio, al menos más que antes.

En ese sentido, también quienes no ven esto como un problema tradicionalmente son hombres ¿Por qué no lo ven como un problema? Porque no reciben el mismo nivel de violencia, porque los mensajes que van a recibir son como “ahuevonado” o “tonto”, pero en ningún momento van a cuestionar su existencia, no van a cuestionar sus aptitudes o capacidades o incluso nadie querrá que desaparezcan solo por el hecho de ser hombres. Entonces, en ese sentido, las redes sociales no se hacen cargo de que efectivamente las personas somos iguales, pero hay grupos de especial protección.

Violencia de género en Internet

La violencia contra la mujer y contra la población LGBTIQ+ es un problema que tienen como principal consecuencia el femicidio o crímenes de odio. Internet hoy también es parte de esa violencia donde los ataques hablan de verdaderas campañas sexistas, de homofobia, lesbofobia, transfobia y racialización. Violencia, que de algún modo, está protegida tras el anonimato de las cuentas. Por otro lado, según el informe “Violencia de género en Internet en Chile”, elaborado por la fundación Datos Protegidos, en conjunto con la ONG Amaranta y el Departamento de Derecho Penal de la Facultad de Derecho de la Universidad Alberto Hurtado, un 30,51% de mujeres sufrió la exposición de información falsa sobre su vida personal, afectando su dignidad a través de injurias y calumnias. Esta violencia está mezclada con la violencia política que viven activistas medioambientales, diputadas, ministras y comunicadoras. La violencia digital puede ser la antesala de otras violencias.

-En tu caso ocurrieron dos cosas: una es la publicación de fotos íntimas que son privadas, digamos. Y además recibiste ataques a tu persona por parte de los llamados ‘bots’.

-Hace muchos años que veo los típicos comentarios ‘transodiantes’. Eso es solo una parte, la otra tiene que ver justamente con la difusión de imágenes sin mi consentimiento. Imágenes que yo publiqué en Tinder, por ejemplo. Imágenes, en un caso, de una foto que subí una historia de Instagram y le sacaron un pantallazo. De hecho, la foto es del tiempo de la pandemia porque yo tenía el pelo completamente rojo, es decir de hace bastante tiempo. Claro, es una aplicación de citas que no es privada, pero nadie puede sacar un pantallazo sin mi consentimiento. Entonces, ahí se da esta lógica también de lo que significa esa infracción a la vida privada y la otra que tiene que ver con los discursos de odio. También le pasó a Maite Orsini, eso es algo que puede repercutir en el ámbito de la política. Por ejemplo el hecho de publicar o tener fotos en redes sociales, el día de mañana, eso lo van a utilizar para denostar a la mujer. A mí me habló una abogada y me dijo “Oye, me llegaron estas fotos por un grupo de WhatsApp”. Mandaban mi biografía del INDH, además de la foto y básicamente dijeron: “Mira esta persona que es consejera de esa institución no puede tener una foto así en una red privada” ¿Me entiendes? Ahora el doble estándar también nos muestra, por ejemplo, que nadie de la derecha dijo nada, pero cuando pasó la situación de Felipe Kast toda la gente estaba ahí defendiendo el ámbito de la vida privada.

-A nosotras-como medio- nos llamó mucho la atención la falta de respuesta social, desde ciertos espacios no hubo una respuesta contundente y transversal a los ataques que recibiste ¿Qué sentiste tú en ese caso?

-Creo que efectivamente hay normalización, una falta de respuesta social. En varias organizaciones sacaron declaración de apoyo, pero para mucha gente fue como “Ah, bueno, volvió a suceder”. También pasa con lo que vive la diputada Emilia Schneider. Es cosa de ver la violencia de los mensajes que recibe, con la misma cantidad de odio y todo esto se empieza a normalizar. Agradezco a la ministra que se haya pronunciado, pero por otra parte el INDH demoró en sacar una declaración, porque tiene que pasar por el consejo y dirección. Algunos dijeron “Ya, solidarizo, pero no estoy en desacuerdo con cómo está escrito esto” y así. Esas precisiones y comentarios vienen de hombres que no han vivido nunca violencias de esta naturaleza.

-El impacto que esa violencia tiene sobre las mujeres y disidencias es la anulación de una mujer (lesbiana, trans y no binaria también). En el fondo, es sacarte del ámbito de la opinión.

-Sí, de hecho ahora yo limité quiénes me pueden mandar mensajes en Instagram. Antes lo tenía para cualquier persona. En Twitter también tenía habilitado para que cualquier persona enviara un mensaje, porque muchos me enviaban mensajes relacionados con mi trabajo en materia de Derechos Humanos. A veces me abstengo de emitir opiniones, porque al final es como “Ya sé lo que va a pasar”. También cerré Tinder, por ejemplo. Entonces, efectivamente, te van excluyendo, limitando, y mostrando que ese no es tu espacio.

-Y ante la falta de firmeza respecto de no tolerar discursos de odio ¿Qué sentiste en ese momento?

-Sentí apoyo de gente cercana. De algunas organizaciones e instituciones que van a presentar denuncias. Pero más allá de eso, sentí que mucha gente quizás no le tomó el impacto de lo fuerte que es que te expongan de esa manera y que se ponga en cuestión todo tu trabajo, solo porque pusiste una foto en bikini. Es como, hace calor yo puedo publicar lo que quiera en redes sociales y es una aplicación de citas.

-¿Qué te gustaría que quedara como reflexión respecto de lo ocurrido? Incluso este hecho pasó cerca de la conmemoración del día de la mujer, algo realmente contradictorio.

-Respecto a los medios de comunicación, todos publicaron notas sobre lo que dijo la ministra y de hecho las notas no hablaban que la ministra condenaba la violencia en contra de Constanza Valdés, sino el titular fue que condenaba la violencia en la situación que vivió Maite Orsini y yo salgo en el tweet nomás.

-En los medios hay una invisibilización de mujeres trans. Hablan de ellas, pero muchas veces son hombres o mujeres cis género quienes hablan por ellas. No están escribiendo columnas, no hay muchas mujeres trans en medios ¿Hay un feminismo que habla por las mujeres trans, pero no las convoca?

-Sí, por supuesto. Yo creo que en ese ámbito, efectivamente hay mucha instrumentalización de las personas trans por parte de la institucionalización, quizá no del feminismo más mainstream, sino como de la corriente, que habla por las mujeres trans, pero sin incorporarlas. En ese sentido, efectivamente, creo que pasa entre los medios de comunicación pasa lo mismo, si cubrieron la noticia de Maite Orsini o la mía fue por un aspecto más morboso.

-Es difícil que se tome conciencia sobre el impacto que tiene ese odio sobre las mujeres o más bien sobre la violencia en los cuerpos feminizados.

-Sí, entonces en ese sentido creo que los medios de comunicación tienen que tomar estas situaciones también como un alerta. Agradezco que ustedes se hayan interesado, porque a ningún otro medio de comunicación le interesó hablar sobre el impacto que genera esta violencia, que cada día crece más. La situación en sí misma no generó impacto comunicacional y hay que alertar sobre la violencia que ocurre y que va a seguir ocurriendo a mí y a otras personas, lamentablemente.

-Es distinto también cuando hay un discurso de odio de forma permanente, como dices tú. Finalmente puede hacer que un grupo persiga mujeres trans, eso ya pasa: es lo que precede a la violencia física.

-Ese es el tema, porque también hay incumplimiento del Estado en materia de Derechos Humanos. Los estados tienen que proteger y abordar estas situaciones, sobre todo con la violencia, prevenirla y erradicarla en contra de defensoras de Derechos Humanos y aquí el Estado, más allá de una declaración, no hace nada concreto, no hay nada público. Ha pasado con las defensoras medioambientales, por ejemplo, donde también no hay una respuesta. Entonces, en general, el Estado de Chile está bien al debe en materia de protección de defensores  y defensoras de Derechos Humanos,. Y ahí los medios de comunicación también tienen un rol súper importante. El mensaje es entonces a tener siempre redes de protección, redes de apoyo y que sean principalmente organizaciones de la sociedad civil. No soy una persona que hoy crea que las instituciones puedan dar una respuesta rápida y efectiva, porque no la dan y eso es una realidad. Creo que cualquier persona que está en la institucionalidad tiene que tener eso claro, a menos que quieran vivir en un cuento de hadas. Es decir, no funcionan rápido, no son efectivas, no tienen una perspectiva de género por regla general. Por eso es tan importante la red de protección y de apoyo que puedan tener en amistades, en la familia, en las organizaciones de la sociedad civil y otros tipos de redes que pueden existir.

– Respecto a los discursos de odio, estos cobraron fuerza tras el plebiscito de salida y donde se comenzó a menospreciar el feminismo y se comenzó a hablar de “política identitaria”, ¿Cuál es el principal desafío del feminismo para hacer frente al avance de esta violencia?

-Los principales desafíos siguen teniendo que ver con erradicar la violencia de género, que ha aumentado mucho en relación a violencia intrafamiliar. Se deben erradicar los estereotipos, los prejuicios, pero también generar un relato de sentido común, mucho más práctico para todas las mujeres de Chile. En algunos sectores rurales, por ejemplo, nunca han escuchado hablar de la palabra feminismo, pero probablemente en su vida aplican muchos de los postulados. También hay sectores que ven el feminismo como algo muy alejado, muy académico, o muy institucional. Creo que es súper importante analizar dentro de lo que son las organizaciones feministas, lo que ha sido esta institucionalización del feminismo por el gobierno, donde el Estado por sí solo no puede ser un estado feminista.

Es un gran desafío a seguir luchando para conseguir avances. Por ejemplo, hasta el día de hoy todavía no se aprueba el Proycto de ley por el derecho de una vida libre de violencia. Al mismo tiempo, vemos cómo avanza con fuerza un grupo de extrema derecha que rechaza al feminismo. Otro ejemplo es que dentro de las bases mínimas del acuerdo del nuevo proceso constituyente, no hay nada sobre género y, tiene el riesgo de que si se aprueba, sea una réplica de la Constitución actual en estas materias.

-Y en ese sentido, me voy a devolver un poco lo que dijiste al principio. Creo que, como feministas, hay que preguntarse a quiénes estamos llegando. ¿Cómo el feminismo puede convocar a otras mujeres y no hablar siempre a las mismas?

-Para llegar a otros espacios son súper importante las variantes del feminismo popular, más que ir a enseñar debemos conversar y compartir, construir un relato mucho más común. Por ejemplo, si yo voy a hablarles de feminismo con una charla sobre cómo empezó el movimiento a un sector de mujeres rurales, la mayoría va a pensar “¿En qué me ayuda esto?”. Pero si hacemos que hablen sobre cómo es la desigualdad que viven por ser mujeres de un sector rural, con problemáticas de acceso a la justicia, al trabajo, a la salud sexual y reproductiva, ahí vamos a ir construyendo un relato y viendo como estas situaciones se dan en la lógica de que a través de distintos aparatos y sistemas se violenta y se excluye a mujeres.

El relato debe darse con una aplicabilidad práctica, no hacerlo desde la lógica de consignas, darle una bajada concreta a los discursos pensando en que en estos sectores de la población hay muchas mujeres que viven distintas realidades, donde justamente el feminismo es muy lejano.

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Escrito por

Equipo La Otra diaria

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