Hija de una familia católica conservadora, se posiciona como la única mujer lesbiana que será parte del equipo redactor de la nueva Carta Magna. En esta entrevista, la abogada ovallina, habló con La Otra diaria sobre lo difícil que fue crecer siendo mujer de la disidencia sexual y de una zona rural, de cómo enfrentó la maternidad en medio de los prejuicios y la discriminación. Asegura que la nueva Constitución deberá tener perspectiva feminista, reconocimiento a la diversidad e inclusión como norma fundamental y una mirada interseccional en cada garantía. A su juicio la contundente derrota de la derecha será una oportunidad histórica para avanzar en los temas valóricos.
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Han pasado pocos días desde que Jeniffer Mella supo que fue electa (en el Distrito cinco) entre las 155 personas que escribirán la nueva Constitución y dice que está llena de solicitudes para ser entrevistada. Todos quieren saber más sobre la única mujer lesbiana que conformará el equipo redactor de la Carta Magna.
Tiene 40 años y es la hija mayor de tres hermanos, en una familia formada por una madre temporera y un padre carabinero, “ambos conservadores”, diré ella más tarde. En el año ‘86, en el contexto de la dictadura militar, su padre los llevó a vivir en el interior de la región de O’Higgins. “Él no quería ser cómplice de las violaciones de los Derechos Humanos. Por eso siguió perteneciendo a la institución, pero como estafeta, llevaba correspondencia. Quería estar lejos de toda esa violencia”, confiesa Jennifer.
Creció en el Chile rural, en un pueblo llamado Nilahue Barahona, donde tuvo por primera vez contacto con la desigualdad. Se instaló con su familia en una casa de adobe que pertenecía a su abuela y estudió en el colegio de monjas Inmaculada Concepción de San Fernando, donde la enseñanza basada en una estricta disciplina marcó su vida.
Pese a las restricciones de una escuela clerical, recuerda que siempre tuvo más preguntas que respuestas y se recuerda “justiciera”, motivaciones que la llevaron a ser presidenta de curso y del centro de alumnas. Luego obtuvo la Beca Juan Gómez Millas que le permitió estudiar Derecho en la Universidad de Chile. A los 20 años se embarazó de su hija Antonia, en ese mismo tiempo descubrió que era lesbiana.
-Causé un impacto terrible en mi familia. Descubrí el feminismo en el Salón de las Preciosas (espacio cultural y de reflexión política para lesbianas) y ahí prestaba asesoría jurídica. Eso acompañado del lesbianismo, me hizo sentir súper empoderada y mi familia lo tomó pésimo, pero dentro de todo, igual primó el cariño cristiano y me impulsaron a seguir estudiando-, recuerda hoy.
Ser lesbiana en Chile
Sobre todo lo que le ha tocado vivir, Jeniffer aclara que no es lo mismo ser mujer, que ser mujer lesbiana y además mujer lesbiana rural. Ella lo sabe de sobra, hace 18 años participó en la ONG Trabajo y Estudios Lésbicos, una de las primeras entidades que realizó investigación sobre la realidad de ser lesbiana en Chile.
-Está la dificultad de la distancia, de la invisibilización, de las distintas discriminaciones en el campo. Las mujeres campesinas, las mujeres temporeras, las mujeres crianceras, están abandonadas por el Estado e invisibilizadas para el resto de la sociedad y eso duele-, confiesa.
Mientras estudiaba en Santiago su madre decidió apoyarla cuidando a su pequeña hija Antonia de lunes a jueves. El viernes era el momento más esperado, y en el viaje de una hora y 45 minutos hasta San Fernando aprovechaba de estudiar o dormir, mientras se recargaba de energías para el anhelado reencuentro.
No obstante, como pasa en la vida de las mujeres, más cuando son mujeres disidentes, debió soportar las tensiones y prejuicios de ese país de hace dos décadas. Tiempo en que jamás habría pensado ganar alguna candidatura como lesbiana visible.
-Una persona importante para mí me dijo que mi vida no era compatible con la crianza de Antonia, porque justo en ese momento la jueza Karen Atala perdía a sus hijas en la Corte Suprema tras contar públicamente que es lesbiana. Ahora, con el tiempo, esa persona reflexionó y por suerte ya no piensa lo mismo-, dice.
Si la justicia era capaz de fallar en contra de Atala, una abogada, jueza de la República, pareja de la historiadora Emma de Ramón, hija de un Premio Nacional de Historia ¿Qué quedaba para las demás?
Jeniffer describe ese momento como una situación de desesperanza para las mujeres lesbianas, llena de sentimientos de vulnerabilidad.
-Todas sufrimos juntas, lloramos juntas y nos organizamos juntas. Sentí miedo. Muchas compañeras lo estaban pasando pésimo igual que yo, igual que Karen, tuvieron que callar su orientación sexual por seguir ejerciendo su maternidad. Varias decidieron volver a ese closet horrible por mantener su maternidad en vista de lo que estaba pasando con una jueza de la República-, recuerda.
-¿Y cómo fue seguir maternando en medio de tantos prejuicios?
Logré traerla conmigo a Santiago, súper en buena con mi familia. Nos quedamos en Santiago hasta que conocí a mi pareja, que es de Ovalle, de la localidad de Sotaquí, específicamente. A su mamá le diagnosticaron Alzheimer y a las mujeres nos tocan las labores de cuidado, nadie te pregunta y simplemente te dicen “Oye, tu mamá tiene Alzheimer, ¿qué vamos a hacer?”. Y ahí una piensa: la mando a un hogar y se muere, o me hago cargo y trato de brindarle un cariño y un cuidado especial en los últimos años de su vida. Obviamente agarramos camas y petacas y mi pareja, mi hija y yo nos vinimos a vivir a Sotaquí. En eso llevamos más de ocho años y mi suegra sigue súper bien, con su enfermedad, pero bien cuidada, bien encariñada. Amor no le falta.
La espera en soledad
El pasado 16 de mayo Jeniffer entro a su cuenta de Facebook para ver las transmisiones en vivo de tres radios locales que estaban informando el conteo de sufragios en distintos centros de votación.
“¡Jeniffer Valeria Mella Escobar!”, gritaban los vocales de mesa. Cada voto que escuchaba a su favor se transformaba en un retorcijón de estómago. Estaba sola en la oficina donde trabaja como abogada, ubicada en el centro de Ovalle. Su teléfono no paraba de sonar. Hasta le dijeron que era “fome” por no celebrar, pero las fiestas vinieron después. Un equipo pequeño se repartió en distintas partes como apoderadas de mesa y entre ellas estaban también su hija y su pareja.
-Cuando hubo más de 60% de las mesas escrutadas, respiré y celebramos. Llamé a mi mamá y le dije: ‘’Mamá, estoy en la tele, en los gráficos”’. Le conté que probablemente los medios iban a titular que soy la lesbiana feminista que integrará la Convención. Sentí que tenía que prepararla, porque la pobre sufre. Es una mujer católica, con una educación formal súper precaria, entonces yo trato de prepararla desde el cariño que le tengo y le explico desde el amor, porque obviamente desde la ideología no lo va a entender, pero sí desde el amor de mamá. Yo creo que siente un orgullo que no le cabe en el pecho, pero la vergüenza todavía es más grande en muchas ocasiones- , explica emocionada.
Se posicionó la noche del domingo 16 de mayo como la segunda mayoría del distrito, pero también como la única mujer lesbiana, rural, feminista, madre y constituyente del país, lo que implica una gran carga en términos de representación.
El camino que viene
Falta poco para las seis de la tarde y Jeniffer comenta que la están esperando para dar otras entrevistas. En la calle las mujeres mayores se le acercan para decirle que con su triunfo se sienten ganadoras, que hay expectativas ad portas de los cambios que se vienen. De lo que ya era hora que cambiara.
–¿Cómo ves la precarización de las mujeres en relación a la violencia de género? ¿Ha cambiado algo en el tiempo?
Lo que ha cambiado es la información que tenemos. He trabajado mucho el tema de la violencia y veo que hay puras píldoras de un Estado que sigue siendo profundamente patriarcal y que las soluciones no están ni cerca de ser efectivas ni eficientes, mientras nosotras seguimos muriendo. Me afecta mucho el tema de la violencia de género porque creo que es algo que nunca se ha tomado en serio. Esto se pasa principalmente con educación, con una educación distinta, con una educación que respete la diversidad, que sea no discriminatoria e inclusiva.
-¿Y respecto de la discriminación?
La Ley Antidiscriminación me parece que es una basura comparada con el proyecto que presentamos las organizaciones sociales al gobierno de Ricardo Lagos. La reformularía completamente para que cuente con un comité anti discriminación que funcione en todo el país y que permita que quienes sufren discriminación acudan a denunciar y pedir orientación en una instancia cercana, porque muchas veces lo que necesitamos no es solo acusar a alguien, sino solucionar una situación grave que estamos pasando. Siento que en eso tiene que haber organismos autónomos del Estado puestos a disposición de quienes sufrimos discriminaciones múltiples, que somos lesbianas, campesinas, temporeras o lesbianas camionas.
-Lo que se ve, desde fuera, es que hay una inoperancia desde las fiscalías con respecto a los lesbofemicidios y transfemicidios, especialmente cuando las víctimas son lesbianas “camionas” y, peor aún, si son desprotegidas socialmente. ¿De qué manera se podría tratar el tema de los crímenes de lesbo y trans odio?
La justicia penal con perspectiva de género está al debe, absolutamente. Que se sigan juzgando los crímenes de violación, abuso sexual o acoso sexual con el mismo parámetro que se juzgan todos los crímenes, sin aplicar la necesaria perspectiva de género, ha causado un efecto brutal sobre las víctimas. Tenemos un alto porcentaje de crímenes que no llegan a sentencias condenatorias porque no se alcanza el estándar probatorio, que es un estándar patriarcal, capaz de aplicar la misma lógica de un robo a una violación.
-¿Cuáles son las garantías individuales fundamentales que se pueden pedir para la comunidad LGTBIQ+ en la Constitución?
Respeto, reconocimiento a la diversidad, inclusión como norma fundamental y en cada garantía, siento yo, tiene que ir una mirada interseccional porque no es lo mismo que nosotros pongamos el derecho a la vivienda a secas, a decir que debe considerar a todas las personas que quieran postular. Hoy, a pesar de que existen algunos programas en que se supone que las parejas lésbicas podemos postular a subsidios, eso nunca es efectivo. Siempre se favorece a los matrimonios heteroparentales y no solo en esto, sino también en otras cosas como la fertilización asistida y en todo el tema de la maternidad. Por lo tanto, yo apuesto por garantizar que así como es de diversa nuestra sociedad van a ser diversas también todas las instancias políticas públicas que nos van a otorgar derechos.
-¿Cómo se trata la falta de educación sexual inclusiva y a temprana edad para prevenir el acoso, la violencia y los crímenes de lesbo-trans odio? ¿Se podría eliminar la libertad de enseñanza en este caso, que ha favorecido a los establecimientos educacionales con respecto a negarse a educar sobre el respeto hacia las vidas de las mujeres lesbianas y trans?
En ese caso, en términos de educación sexual y reproductiva, yo creo que sí. He visto que en el tema de educación lo que hay es que tú puedes optar. Siempre puedes optar, pero nadie se cuestiona que optar es un privilegio, porque en cuanto tú tienes recursos puedes optar, si tú no tienes recursos, tú no puedes optar, tienes que quedarte con lo que hay. Entonces hoy la mayoría de los colegios, especialmente clericales, optan por un plan de educación sexual absolutamente insuficiente y sesgado que en el fondo desprotege de educación sexual y reproductiva a niños, niñas, niñes y adolescentes. Creo que finalmente con eso propongo que si tú quieres seguir manteniendo un colegio que no te enseña educación sexual y reproductiva, hazte particular pagado y rígete bajo las reglas del mercado.
-¿De qué manera se podría resguardar y garantizar el derecho de ser de las infancias trans y no binaries? ¿Qué pasa con el hecho de que los niños y niñas trans se vean obligados a estudiar en una escuela libre, donde todos los estudiantes sean trans?
En provincia pasa mucho que no hay muchas opciones, no es que tú puedas escoger la escuela libre o el examen libre. No hay escuelas Montessori, entonces finalmente muchas veces se terminan presentando recursos de protección para poder ir de acuerdo a su expresión o identidad de género, o en colegios municipales que hoy no te garantizan una calidad educacional acorde a lo que cada persona puede elegir, sino una cosa residual. Lo que hay que hacer es garantizar una educación no discriminatoria para forzar que los colegios protejan el derecho educacional de esa persona por sobre el entorno que no quieren alterar.
-Hay algunos temas que trascienden en el tiempo y tienen que ver con la familia, ¿estarías de acuerdo con dejar de establecerla como la base de nuestra sociedad?
La familia es la instancia patriarcal que a las mujeres y a los niños, niñas y adolescentes, nos ha esclavizado durante mucho tiempo. Entonces creo que como reducto patriarcal debe ser súper cuestionado. Que siga siendo la base fundamental de la sociedad nos sigue imponiendo un gravamen a las mujeres porque seguimos siendo sujetas presas de esa institución y es en esa institución donde nosotras hemos sido violadas, golpeadas y humilladas, donde se ha validado esa minusvalía, entonces yo la cuestiono absolutamente. No creo que la familia sea el núcleo fundamental de la sociedad, sino la colectividad y las comunidades, porque sin organización ni participación, no vamos a lograr nada. La única familia con derecho es la heteroparental, nosotras como familia lesbomaternales, ¿qué derecho tenemos? Ninguno.
-Respecto a la homoparentalidad, ¿qué se puede hacer desde la Constitución para que ambos padres o madres puedan reconocer a sus hijos?
Creo que con la configuración en la constituyente vamos a tener muchos acuerdos con respecto a lo valórico. La derrota contundente de la derecha significa que vamos a poder avanzar mucho en temas que ellos denominan valóricos y que nosotros denominamos fundamentales para la vida. Voy porque ambos padres o madres puedan reconocer a sus hijos.
-Sobre las mujeres trans que quedaron fuera de la constituyente ¿Piensas colaborar en su representación?
Lamento mucho que hayan quedado fuera las compañeras trans. Siempre he estado dispuesta, desde el activismo lésbico feminista, a levantar todas las banderas que sean necesarias y no para hablar por ellas, sino para que hagamos posible el trabajo sororal que llevamos adelante.
-¿Qué significó para ti la revuelta social y la oportunidad de que Chile escriba una nueva Constitución?
Significó que la juventud nos exigía una posición, y ser indiferentes no era una opción. Había que defenderles y protestar con elles. Por lo mismo, decido ser Constituyente porque soy una más de un espacio de asamblea que quiere representar las demandas territoriales y puse a disposición mi activismo.
-Finalmente, ¿Qué opinas de la paridad?
Hoy día nos merecemos ser la primera Constitución en el mundo hecha en paridad, pero que tenga una perspectiva también feminista, de principio a fin. Yo siento que hoy habría que tener una cláusula diciendo que si la paridad no favorece a las mujeres, no se aplica. Hay que ser súper tramposas, tal como fueron ellos, porque nos han excluido de por lo menos 2.000 años de historia.