En pocos meses, nuestro país iniciará un proceso constituyente inédito en el mundo: escribir nuestra Constitución Política a través de un órgano convencional paritario. Se realizará en circunstancias bastantes especiales, en medio de un país y un mundo devastados por una pandemia que no tiene precedentes.
A veces pareciera que la pandemia está tan normalizada, que este proceso se lleva a cabo como si nada en medio de potentes medidas sanitarias y que, sin duda, irán aumentando con el pasar de las semanas conforme todas las previsiones. Por un asunto estacional, es esperable la que sería una tercera ola. Ya nos hemos acostumbrado a una tasa ascendente de contagios, pero peor aún, a una mortalidad diaria que no cede y que hoy nos ha hecho superar los 21 mil fallecidos desde que el virus llegó a nuestro país.
En el contexto de lo que fue una nueva conmemoración de 8M vale la pena preguntarnos si acaso estamos listas para afrontar una nueva pandemia y aprender de los errores en el manejo del gobierno durante el 2020. La pregunta es si acaso podemos esperar enfrentar esta nueva ola con más y mejores herramientas.
La manera más efectiva de controlar una pandemia de las características del coronavirus es mediante la implementación de cuarentenas. Lamentablemente, esta determinación trae duros efectos para nuestra economía de trabajo precarizado e informal, cuyas cifras conocemos y nos afectan mayormente.
Pero, adicionalmente, esta medida sanitaria efectiva, implica que muchas veces quienes son víctimas deben permanecer en reclusión sanitaria junto a sus agresores, en silencio y con escasas posibilidades de ayuda. Vergonzosos son los episodios que conocimos el año pasado con mujeres agredidas sexualmente pasando a control de detención por no tener un salvoconducto mientras se dirigían a hacer la denuncia. Mención aparte iniciativas como “Mascarilla 19”, dónde se desconoce el número de denunciantes, número de receptores de denuncia, tipos de denuncia, tipos de ayuda recibida, traspaso a denuncias al sistema penal y personas capacitadas. No se conocen, y por lo tanto, no se cuenta con una evaluación de la efectividad de dicha medida. Tampoco se conocen estadísticas de la efectividad de medidas cautelares en pandemia, la posibilidad cierta que tiene carabineros de realmente hacer rondas respecto a quienes las han solicitado.
Por ello, cabe preguntarse si realmente estamos preparadas para vivir una nueva ola de contagios con medidas sanitarias intensas, si acaso se está trabajando en implementar medidas no sanitarias, pero sí orientadas a dar protección a aquellas mujeres que sufren y sufrirán violencia. Hoy, la respuesta pareciera ser más bien negativa y alejada del inminente encierro.
De cara al proceso constituyente es necesario que estos problemas retomen el debate desde ya y tengamos propuestas concretas para dar respuestas efectivas para que no sigan incrementando las tasas de femicidios, agresiones sexuales y violencia intrafamiliar.
Por lo tanto, tras otro 8-M hay que pensar en las mujeres, las abandonadas durante la pandemia.
