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Lactancia materna: Las dificultades de una labor no reconocida

Lactancia materna: Las dificultades de una labor no reconocida

La semana de la lactancia es una fecha necesaria para comprender el impacto de esta práctica en la vida de el/la recién nacida/o y en la calidad de vida de las madres. Es una etapa que crea una conjunción entre la mujer y su hijo o hija con innumerables beneficios físicos, psíquicos, inmunitarios y económicos que tiene la leche materna. Sin embargo la lactancia no siempre es un jardín soleado y puede estar lleno de dificultades.

Existen días luminosos y otros oscuros, llenos de desesperación y sobre todo de mucha soledad. La lactancia debe surgir siempre de un deseo materno profundo y consciente, reconociendo que cada persona tiene límites que no debe superar y que es mejor una madre tranquila que una lactancia por obligación.

Para que exista una lactancia materna efectiva y armoniosa se deben cumplir algunas condiciones que en ocasiones no se alcanzan a observar, ni validar. La práctica de amamantar debiera siempre ser acompañada por otra persona que escuche, guie y sostenga en el proceso, para contener la ansiedad y el cansancio cuando se presentan.

Por esta razón en el proceso de lactancia es tan importante la labor de la familia y del personal de salud en la contención, compañía y cuidado de la mujer. Actuando sin coerción ni presión social.

Las y los profesionales de salud (matronas y matrones) que están a cargo del acompañamiento en los primeros días, deben animar desde el cariño y el respeto en los primeros pasos para una lactancia exitosa, sin dolor, desde el deseo y el placer en esta conjunción única entre la mujer y su recién nacida/o. No siempre la lactancia resulta a la primera, ni a la segunda, puede ser aún más complejo.

Muchas mujeresa vienen además con una larga historia de malas experiencias anteriores que socavan su confianza. La experiencia debe ser acompañada siempre desde el respeto de los cuerpos de las mujeres y sus decisiones.

Hoy es necesario visibilizar que este camino no siempre es tan fácil ni tan natural como se cree. Es ensayo y error, son momentos en los que se necesitan palabras de apoyo y nunca críticas.

También debemos comenzar a enteder lactancia como un trabajo que aporta a la sociedad y el desarrollo de las niñas y niños. La mujeres que lo hacen son madres de otras personas, trabajadoras, cuidadoras, que siguen sosteniendo el trabajo doméstico no remunerado en el hogar.

Lactar es cansador, a veces molestan las faltas de horas de sueño, se pierden los espacios individuales, hay que estar presente de día y de noche. La mujer debe comprender que, si por diversas circunstancias no se logra el cometido o no surge el deseo, no significa que el amor no sea suficiente, ni que el apego no surgirá en algún momento. El apego se construye desde la satisfacción de todos los requerimientos emocionales y amorosos del niña/o y no solo de la lactancia.

La pareja (o persona significativa), junto con la familia, deben estar atentos a contener y cuidar a la mujer que da de mamar. Velar su sueño, tiempo de alimentación, respetar a sus espacios básicos y trabajar en las labores del hogar. Siendo también fundamental el reconocimiento de la tremenda tarea que lleva a cabo.

No todas las experiencias son de alegría y satisfacción, muchas veces hay frustración y soledad, haciendo que el proceso no empiece o se interrumpa por enfermedad, prematurez o separación, entre muchos otros factores.

Dejemos de creer que hay buenas madres que dan de mamar y malas que no lo hacen.

Si lo intentaste con tu corazón y no pudiste, por la vida o las circunstancias, tienes las mismas posibilidades de contener, apapachar y amar a tu hija/o. Eres una grandiosa mamá. ¡La lactancia debe ser deseada y disfrutada, o no será!

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Escrito por

Directora Escuela de Obstetricia y Neonatología de la Universidad Diego Portales.

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