El miércoles pasado, tras años de luchar y exigir justicia para Nicole Saavedra Bahamondes, varias marchas, concentraciones, e incluso encadenarse afuera de la Fiscalía Nacional, el Fiscal César Astudillo pidió presidio perpetuo calificado (más 15 años y 541 días) para Víctor Pulgar Vidal, el asesino lesbicida.
María Bahamondes, prima hermana de Nicole, y la abogada Silvana del Valle, se enteraron por la prensa. Se trataba del mismo funcionario judicial que no tuvo la voluntad de escucharlas el 23 de junio del 2019 cuando María, junto con cuatro mujeres activistas lesbianas y feministas del movimiento “Justicia para Nicole”, se tomaron la Fiscalía de Quillota de manera pacífica.
En ese momento Fuerzas Especiales de Carabineros ingresó de manera violenta, lanzando sillas y golpeando a las mujeres. Ellas pasaron una noche en el calabozo, engrilladas, mientras el asesino de Nicole seguía en libertad. Impune.
En poco tiempo más se llevará a cabo la audiencia de preparación del juicio oral contra las manifestantes. Se solicitan 300 días de prisión y una multa de 11 UTM, más tres años de presidio para cada una de ellas, pese a la falta de pruebas.
Las preguntas que quedan son ¿A quién condenarán primero, al criminal Víctor Pulgar Vidal o a las cinco mujeres que exigen justicia? ¿Será que el fiscal Astudillo solo quiere brillar ante la prensa por la condena que pide en el caso de Nicole Saavedra? ¿Sentirá vergüenza de reconocer que a la vez está criminalizando y persiguiendo a la familia de Nicole y a las activistas lesbofeministas y feministas?
Como fiscal del caso Astudillo carga con la inoperancia de sus colegas anteriores y el peso de haber mandado reprimir a las activistas, en vez de concederles cinco minutos de su tiempo. No cuenta con el respeto, criterio o empatía mínima para comunicarse con los seres queridos de Nicole Saavedra, quiénes han soportado toda la negligencia, indolencia y la falta de comunicación durante el proceso.
Al parecer hay vidas que tienen menor valor para la justicia, las fiscalías y la fuerza policial.
Astudillo hizo declaraciones sobre cómo el Ministerio Público logró reunir en el plazo de investigación todas las pruebas que buscan acreditar la participación del Víctor Pulgar. Entre ellas figura una muestra de ADN. Sin embargo esta celeridad de última hora queda en nada cuando el Estado de Chile se preocupa de sancionar el supuesto daño producido a un par de sillas en vez de resguardar la vida e integridad de las mujeres y niñas. Insisto, son tres años de cárcel los que se piden para las activistas que exigieron justicia por Nicole Saavedra.
Esta es una historia de mucha revictimización.
La data de la investigación comenzó el lunes 20 de junio de 2016, cuando su familia decide estampar una denuncia por presunta desgracia en el retén de Carabineros de El Melón. Ya habían una iniciado una búsqueda frenética con sus propios medios. Los carteles de “se busca” se multiplicaron por los muros y postes de Quillota. Tuvieron que enfrentar varias las falsas alarmas: A Nicole la habían visto cerca de un supermercado y en el centro de la ciudad. Aquí y allá.
La búsqueda concluyó el sábado 25 de junio cuando el dueño de un lote agrícola de Limache, en el embalse Los Aromos, vio desde lejos el cuerpo de la joven. En un primer momento pensó que era un bulto de ropa en medio de los espinos. Nicole había sido abusada, torturada y asesinada. Desde entonces hay una certeza que se repite en El Melón y entre los familiares: la asesinaron por ser lesbiana.
Irónicamente la preparación del juicio en contra de María Bahamondes y el grupo de activistas será el 23 de junio, justo durante la semana de conmemoración de la desaparición.
Nicole conocía el machismo arraigado en ese territorio. El Melón es un lugar que a veces podía ser asfixiante. Una comunidad agrícola, hogar de mineros y campesinos. Ella sentía las miradas, las burlas y el peligro.
Hoy ese machismo parece seguir ahí, enquistado, castigando a quienes pelean por su memoria.