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No hay justicia para Yulisa Cerda: las dos absoluciones al hombre que sería su femicida

Luego de que la Corte de Apelaciones de La Serena anulara la primera sentencia de diciembre, por concluir que no se falló con perspectiva de género en un caso con antecedentes de Violencia Intrafamiliar (VIF), la familia de Yulisa estaba esperanzada de que se probara el femicidio. Sin embargo, el martes se anunció un nuevo veredicto y el resultado fue el mismo que el de hace tres meses: se absolvió a Ignacio Castillo del delito de femicidio y fue condenado solo por porte ilegal de armas de fuego. La decisión del Tribunal fue un verdadero golpe para las agrupaciones feministas y  el círculo familiar de Yulisa. ¿Cuántas otras Yulisas hay en nuestro país? Jóvenes y mujeres cuyas muertes quedan impunes en manos de la justicia patriarcal. Acá contamos la historia de una familia y su lucha por conseguir que el asesinato de su hija, sobrina y hermana no fuera en vano. Se rieron de nosotros y de nuestro dolor”, dice la madre de la joven. 

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31/03/2022

-A mí me cuesta hablar en público, es como una especie de fobia que me da delante de otras personas, dice Bélgica Aguilera (44).

La mujer tiene el pelo negro, ojos rasgados-que se pueden reconocer en  su hija- y la voz casi inaudible. Es un sábado en la mañana y en una conversación que se da vía zoom la acompaña su esposo Luis Ardiles, padrastro de Yulisa.

¿Cuantas veces puede ser revictimizar una madre? Es la pregunta que queda en el aire. Siente que le quitaron su hija y que además hay impunidad.

Esta entrevista ocurre incluso tres días antes de que absuelva por segunda vez al hombre que es el principal sospechoso de asesinar a Yulisa Cerda (22). Cuando aún Belgica alberga algo de esperanza sobre el encierro de quien sería el femicida de su hija.

No ha hecho el duelo. Dice que Yulisa fue una niña independiente y una estudiante ejemplar. Que terminó la enseñanza media en el colegio de mujeres Providencia de La Serena con especialidad en contabilidad y que trabajaba en en una AFP atendiendo publico. Todas esas cosas-motivo de orgullo para Bélgica- son los únicos momentos en que se le escapa una sonrisa.

Ahora una segunda pregunta ¿Cómo soporta una madre la falta de justicia?

En su caso pegando carteles, aprendiendo de las feministas y abogados, “ocupando la cabeza” en otras cosas como todas las formas posibles de pedir justicia: marchas, velatones, hablar en radios y aprender definiciones sobre leyes que antes le eran ajenas. Ella explica que en estos tipos de procesos el cuerpo se anestesia y deja el llanto para más adelante, sentimientos que se acumulan y se guardan en un lugar recóndito. La vida de Bélgica cambió y ella se transformó en una especie de autómata sin tiempo para comer ni dormir. O como mucho, cumplir con algunas comidas a deshoras.

Entonces repite que el martes 29 absolvieron por segunda vez al asesino de su hija: Ignacio Castillo (24).  Ahora son dos veces sin justicia. Dos juezas -María Eugenia Gorichón (presidenta) y Patricia Cabrera- plantearon que como fue un “accidente”no había ninguna imputación que hacerle al acusado. Solo uno consideró que estaban todos los elementos, al menos, para el cuasi delito de homicidio: Carlos Manque.

Ese día todos esos sentimientos acumulados explotaron.

-Es antinatural que una madre entierre a una hija y nosotros no hemos hecho nuestro duelo-, dice mientras extiende su mano para encontrar apoyo en la mano de Luis. Él aprieta sus dedos en un acto reflejo.

El martes en la mañana estaba en la casa esperando el fallo se metió a link de la audiencia, algunas de los jueces preguntó quién era Bélgica y la autorizaron a entrar. Tras algunos minutos escuchó la sentencia. No lo podía creer. Pensó en Castillo suelto después de un par de años preso por tenencia de armas. Tal vez menos.

-Se rieron de nosotros, de nuestro dolor, pero tengo que sacar fuerzas por otras mujeres-, contesta en un mensaje de Whatsapp.

Agrega que ya no le quedan fuerzas.

Bélgica Aguilera / Créditos: El Día de La Serena

 

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El día 27 de abril de 2020, aproximadamente a las 21:25 horas, en el interior de la casa de Yulisa, en la villa Las Compañías de La Serena, Ignacio Castillo Montenegro llevaba un arma de fuego convencional calibre 32. Ese martes la joven había comido junto a dos tíos maternos, el más cercano era Mauricio Aguilera, quien junto a su esposa Marcela Álvarez, fueron sus mejores amigos. Más temprano había pasado al Mall del Centro a retirar una ropa que había comprado por Internet. Se despidió feliz de ese encuentro, sus tíos -quienes siempre la iban a dejar justamente para vigilar a Castillo- no fueron porque el peligro de los días anteriores parecía haber pasado o porque pronto todo terminaría luego. Quedaron de cocinar roscas al día siguiente.

Al llegar a su casa, Castillo le disparó en dos ocasiones a un metro de distancia. Los vecinos dicen que a esos dos ruidos de disparos le antecede una discusión. Se escucharon gritos. Quizá no intercedieron, porque la mayoría sabía que ese hombre tenía antecedentes y era temido en el sector. Yulisa yacía en el suelo con una herida torácica cardiaca. Castillo salió a la calle y pidió ayuda mientras balbuceaba una frase que algunos vecinos alcanzaron a escuchar.

-¡Estoy ´pedío’, estoy ‘pedío’!-

El hombre había sido absuelto hace poco de un asalto a un camión que transportaba cigarrillos. Tiene decenas de causas por robo. Castillo le pidió ayuda a un vecino (testigo con resguardo de identidad), este último viajó en el asiento trasero del auto asistiendo a Yulisa hasta el Hospital de La Serena. El agresor de Yulisa los dejó afuera y luego huyó. Desapareció por tres días y se entregó a la Policía de Investigaciones (PDI) acompañado por un abogado. Dijo que la herida la ocasionó de manera accidental: en un momento la joven le habría pedido revisar el arma y la sostuvo, cargándola sin querer. Que tras esa acción, ella se habría asustado y el devolvió el arma y él al tomarla se le resbaló y habría apretado el gatillo accidentalmente.

Yulisa Cerda

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Le pegaba siempre- dice Marcela Álvarez (25), tía política de Yulisa y amiga.

Ambas tenían casi la misma edad y Marcela fue conociendo de a poco la dinámica de violencia que Castillo ejercía sobre su sobrina. Yulisa dejo de ir a fiestas, Castillo la aisló de sus seres queridos e incluso no le dirigía la palabra a Marcela, quien era justamente una de las mujeres más cercanas a la joven. Marcela sabía, entre otras cosas, que Yulisa se había separado anteriormente del padre de su hija y que perder el cuidado de la pequeña era uno de sus  mayores dolores, porque además había sido víctima de mucha violencia institucional como madre soltera. En esa nueva casa que le cedieron sus padres iba a tener el hogar que soñaba para recuperar a la pequeña. Pero durante los siete meses de relación con su agresor, la joven se fue “apagando”.

-Le pegaba en la cabeza en el estómago, le daba golpes de puño y lo que tuviera en mano. Un día le tiró una botella de detergente grande, ella alcanzó a esquivarlo y rompió el vidrio de la casa. Le metía los dedos en los ojos y la amenazaba sobre que la iba a dejar ciega. Le mandaba mensajes de WhatsApp, hasta que un día le robó las llaves de la casa para poder entrar cuando él quisiera porque ella ya le había pedido que se separaran-, recuerda Marcela.

Pero la noche antes de su muerte Yulisa terminó la relación, incluso ese día sus parientes la vieron distinta. Determinada. Algo en ella había cambiado.

-Quería buscar un lugar donde irse con la plata que le pagarían el día 28, incluso dejaría la casa de sus papás y se iría lo más rápido posible. Ella se iba a ir y por eso la mató-, dice Marcela.

Producto de la violencia física y sicológica ejercida sobre Yulisa, se había dispuesto una medida de alejamiento al acusado, pero nunca se hicieron rondas policiales por el lugar. El vínculo de convivencia entre ambos y las agresiones de las que fue víctima Yulisa fueron corroborados por los testigos: parientes y vecinos que declararon en el juicio. Las pericias-a excepción de la de la legista Katia Cabrera- refutaron completamente la versión de Castillo. Cabrera confundió la herida de extracción de la bala, con la del ingreso del proyectil.

El perito Luis Chávez de la Policía de Investigaciones (PDI) determinó con el orificio y hallazgos que la herida se infringió en su costado izquierdo y a una distancia superior a un metro. Por su parte el perito Michael Jonas-también de la PDI- estableció que la trayectoria del disparo fue de atrás hacia adelante, de abajo hacia arriba y de izquierda a derecha, por lo que los cuerpos no se encontraban en la posición de la versión de Castillo. El  mismo perito confirmó también que era poco probable que un arma de fuego convencional se disparara sola, en razón de los mecanismos de seguridad en las armas de fuego antiguas.

Todos los medios de prueba confirmaban el femicidio.

Tras la investigación de lo que pasó ese día, el Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de La Serena dictó veredicto el martes 7 de diciembre de 2021, pero el fallo fue una verdadera tragedia para la familia de Yulisa, ya que se absolvió al acusado del delito de femicidio. “No se pudo asegurar, más allá de toda duda razonable, que la acción de disparo que ejecutó el acusado con el arma de fuego que portaba y que causó la herida mortal de la víctima, se encontrara guiada por (…) una intención de matar”.

La Fiscalía, liderada por Rodrigo Céspedes presentó un recurso de nulidad. Así también lo hizo la familia- a través de su abogado- ante la sensación de impunidad. Los argumentos fueron acogidos por la Corte de Apelaciones y se determinó anular la sentencia y ordenar un nuevo juicio. El tribunal de alzada consideró los antecedentes de  violencia Intrafamiliar y ausencia de análisis de las declaraciones de los testigos.

El fallo de la Corte había dado algo de esperanzas a la familia de Yulisa. El martes a las nueve y media de la mañana se dio lectura al veredicto del segundo juicio. La familia y varias agrupaciones feministas estaban expectantes del fallo. El tribunal decidió volver a absolver a Castillo de femicidio y tampoco condenó por cuasidelito de homicidio.

“La prueba de cargos no resultó clara y contundente para acreditar que el enjuiciado actuó con intención dolosa o el ánimo de terminar con la vida de su conviviente”, se leyó en el fallo y se agregó sobre el contexto de violencia y si bien se acreditó un contexto de violencia “Por sí sola no puede justificar una decisión condenatoria, si no se acompaña de otros elementos de juicio que permitan inferir razonablemente la existencia del delito y la participación que en él se atribuye al encausado”.

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-Yulisa hizo lo que las autoridades dicen que hay que hacer: denunció al acusado, intento terminar la relación y echó de las casa. De hecho había tres audiencias pendientes por VIF-, dice el abogado de la familia de la joven, David Oyanadel.

El abogado explica que ya en el primer fallo, los jueces habían sido en extremo garantistas con el acusado, desde el hecho de considerar su argumento de “accidente”, sin considerar por otro lado –y como debían- el contexto de violencia en que se desarrollaron los hechos. Lo cierto es que la Corte Suprema en el año 2018 dictó un cuaderno de buenas prácticas para desarrollar estas políticas de no discriminación y perspectiva de género para que los jueces en la dictación de la sentencia cumplan con ciertas pautas a seguir (Así lo dijo también la Corte de Apelaciones cuando recogió el recurso de nulidad).

-En la primera absolución, no se vio como una escalada de violencia, como el pináculo de un espiral, sino que se vio como un hecho aislado que le podría ocurrir a cualquiera, pese a las denuncias previas que todo el mundo conocía. Aportamos testigos familiares, vecinos y carabineros que tomaron la denuncia, el dolo homicida: le dispara, lleva a Yulisa a un centro médico y  se da a la fuga-, explica el abogado.

Oyanadel dice que lo más llamativo fue que  hasta la misma defensa de Castillo estaba conforme con un piso mínimo: cuasi delito de homicidio.

-La muerte de Yulisa quedó absolutamente impune. A nivel personal ha  sido un caso importante, tuve una gran conexión con la familia. Yo deseaba justicia para Yulisa y eso no se pudo lograr. Lo que que queda ahora es esperar la sentencia para ver la condena definitiva del acusado y que le den los cinco años que corresponden por el porte ilegal de armas con el agravante de reincidencia. Lo único que podemos hacer ahora es evaluar si es que existen fundamentos suficientes como para presentar un recurso de queja respecto de los jueces, pero es difícil porque hay motivos muy calificados para ese recurso, es algo que hay que evaluar en sus momento-, concluye.

Uno de los momentos que más atesora Bélgica con su hija es el de cuando Yulisa fue madre el 14 de febrero del 2017. Ella recuerda que su hija aparentaba estar tranquila mientras llegaban al hospital y que la acompañó toda la noche durante la labor de parto hasta que nació su nieta.

– Caminaba en la sala de un lado hacia otro toda la noche,  mientras dormía y cada tanto me apretaba la mano fuerte cuando sentía las contracciones y nos reíamos. A las nueve de la mañana nació mi nieta. Tomé a la niña y lloramos las dos juntas-, recuerda.

Bélgica reflexiona sobre otros femicidios y siempre pensó que eso era algo lejano, pero le quedaba dando vuelta cómo debían sentirse esas familias que perdían hijas. Hoy ve a su nieta dos veces al mes y es el único consuelo que le queda respecto de lo que ha vivido estos últimos años. Marcela, por su parte, dice que desde que esto pasó, ella le inculca a su hija que no debe soportar que ningún hombre la maltrate. La violencia de género permeó a todos los familiares y ambas coinciden, que después del asesinato de Yulisa, ya nada volverá a ser como antes.

-La familia hoy es un rompecabezas donde falta una pieza importante y va a costar mucho armarlo de nuevo-, dice Bélgica mientras Luis la mira atento.

Nota de la redacción
Silvana del Valle abogada y vocera de la Red Chilena Contra la Violencia hacia las Mujeres comenta este caso y recuerda que la misma secretaría técnica de género del poder judicial (Secretaría Técnica de Igualdad de Género y no discriminación), define en el año 2020 lo que es juzgar con perspectiva de género sobre la base de las convenciones internacionales que obligan al poder Judicial y al Estado de Chile, en su conjunto, ( y que tienen dos normas bases que son el Comité para la Eliminación de la Discriminación Contra la Mujer (CEDAW) y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer Convención de Belém do Pará).
“A partir de todo este conocimiento creado, a partir de estas normas internacionales y la jurisprudencia interamericana se ha ido comprendiendo que es necesario que los tribunales y todo el sistema jurisdiccional, las policías, el Ministerio Público y los servicios de salud, incluyendo al Servicio médico legal, que estén conectados con las investigaciones de muertes de mujeres y en general contra la violencia contra las mujeres, deberían tener una perspectiva de género al hacer los análisis en tanto debiesen hacer lo siguiente”, comenta Silvana.
La abogada pone énfasis en cómo la Secretaría Técnica define juzgar con perspectiva de género a usar una herramienta metodológica de análisis que permita a jueces y juezas conocer y juzgar los casos a que se enfrentan, visibilizando las barreras que puedan dificultar el goce o ejercicio igualitario de determinados derechos a un determinado grupo y además ser capaces de reconocer cuáles son las normas jurídicas que atentan contra los principios de igualdad y equidad ante la ley. “Aplicar el derecho de manera conjunta de una forma tal que no se perpetúen en esta aplicación las discriminaciones y que se respete en términos generales el principio de igualdad”, concluye.

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*Como medio, creemos en la importancia de denunciar y acudir a entornos de confianza y seguros para recibir contención y ayuda en casos de violencia de género. Si te encuentras viviendo situaciones de violencia verbal, psicológica y/o física, puedes contactar a las siguientes organizaciones para denunciar y conseguir acompañamiento:
Call Center Nacional de Fiscalía, 600 333 00 00
Fono Denuncia Seguro de Policía de Investigaciones, 600 400 01 01
Fono Emergencias de Policía de Investigaciones, 134
Corporación Miles, que brinda acompañamiento legal, derechos sexuales y psicológicos. Contacto: consejeria@mileschile.cl
Corporación La Morada, que brinda acompañamiento legal y psicológico las 24 horas. Contacto: +56937070019
Para ayuda en las distintas regiones del país, revisa las organizaciones agrupadas en la campaña #EnRedNosCuidamos, de la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres
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Escrito por

Equipo La Otra diaria

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