LaOtradiaria
Estas Leyendo:
Ant

Promesa de hermanas: la historia detrás de la Ley Karin

Promesa de hermanas: la historia detrás de la Ley Karin

A Claudia Salgado la llamaron el 12 de noviembre de 2019. No recuerda quién habló, sí recuerda las palabras: su hermana estaba muerta. Karin Salgado, funcionaria pública, víctima de un acoso  sistemático y feroz. Ese día, Claudia entendió que el silencio no era una opción para ella. Se levantó del duelo con una promesa y no se detuvo hasta convertir esa pérdida en ley. La Ley Karin. A un año de su entrada en vigencia, las denuncias por acoso laboral  siguen aumentando.  Solo entre agosto de 2024 y abril de este año los casos llegaron a más de 5.400 . El primer semestre del año pasado la cifra superó las 21 mil. En su mayoría, mujeres. 

Por Maite Sanhueza y Sofía Vásquez 

Diciembre de 2020, el auto se detuvo frente a la vieja casa de playa en Dichato. Era la misma cabaña de siempre, la de los veranos eternos y recuerdos memorables. La pintura parecía un poco descascarada y los fierros que sostenían la casa estaban oxidados por la bruma salina, pero sí, el tiempo se detuvo en ese momento. Claudia estaba con su marido y sus tres hijas: Catalina, la mayor; Martina, la del medio y Florencia, la menor, quien era muy pequeña en ese entonces.

Claudia bajó primero y una corriente suave y tibia golpeó su rostro, cerró los ojos un instante para sentir el mismo aroma que adoraba cuando era niña. Allí estaba el recuerdo exacto de ella y Karin corriendo con los pies descalzos por la arena húmeda de la playa. Esa brisa, la misma que las despeinaba cuando se subían al tren de Rucapequén con bolsos repletos de toallas y ropa. 

Sentía algo más, algo invisible. Parecía como si Karin estuviera sentada a su lado.

  —Está aquí — susurró para sí misma.

No hubo respuesta, pero tampoco hizo falta. Ese día fue tranquilo como cuando eran niñas, cuando nada en la vida dolía. 

Claudia Salgado vive en la región de La Araucanía. Tiene 48 años, el cabello liso y el perfil donde se puede reconocer a Karin. Su sonrisa deja ver a una persona cálida. Es profesora de párvulos de la Universidad del BioBio. También es la hermana mayor de “Karincita”.

Claudia creció en Chillán, en una familia modesta pero rica en afecto. “Siempre nos llamaban ‘las niñitas’, aunque ya fuéramos grandes“, recuerda entre sonrisas llenas de nostalgia a través de una entrevista por video llamada. Junto a Karin compartieron dormitorio, secretos, sueños infantiles y un profundo sentido del respeto por el otro.

Desde aquél noviembre del 2020 — en el que Karin decidió ponerle fin a su vida — Claudia transformó su dolor en acción, una campaña, un #JusticiaParaKarin que después se convertiría en Ley Karin, la Ley 21.643.  Cuatro años después, cuando la ley fue aprobada, más del 90% de las denuncias realizadas, eran mujeres.

 

Mi hermana Karin 

Karin Salgado, estudió un técnico en enfermería, pero era rescatista animal de vocación — algo que sus familiares veían en ella desde niña — era reconocida por su luz y calidez, y aunque incluso en la actualidad la han recordado por ello. Sus conocidos mencionan que siempre tenía una sonrisa en el rostro, una que junto a su cabello dorado y ojos azules le daban una apariencia infantil.

Fue una niña introvertida, pero intensamente luminosa al crecer – dice Claudia.

También recuerda, lo que ya la mayoría sabe de su historia, Karin trabajó por 14 años en el Hospital Herminda Martín de Chillán, donde fue víctima de un prolongado acoso laboral tras declarar como testigo en un sumario interno, donde fue suspendida de sus funciones como TENS, y relegada a labores administrativas, con una reducción de sueldo del 50%. Karin recurrió a Contraloría en búsqueda de ayuda, tratando de apelar las sanciones que le fueron impuestas, pero su reclamo fue rechazado. Este hostigamiento incesante, invisibilizado y normalizado, terminó quebrando su espíritu hasta llevarla al suicidio en noviembre de 2019.

En ese momento, Claudia ya se encontraba viviendo lejos de su hermana, por lo que la noticia la golpe, a través de una llamada telefónica. “Karincita no quería morir, ella amaba la vida. Pero estaba cansada del sufrimiento”, cuenta Claudia resignada, quien desde ese momento, comenzó una lucha incansable para visibilizar el daño que causa el acoso en espacios de trabajo y exigir cambios institucionales desde dentro.

— Ella tenía una inocencia muy pura, creía que todas las personas eran buenas, incluso estando a punto de cumplir 40 años— dice Claudia – Yo era más práctica, pero ella me enseñaba a confiar.

 

También es la Karin tía, amiga de Catalina, hija mayor de Claudia. Tenían una relación más de hermanas que de sobrinas. 

Cuando Karin falleció, Catalina estaba viviendo en España, y no pudo estar presente en el funeral de su tía. Fue muy doloroso para ella, y durante mucho tiempo le costó hablar del tema al regresar a Chile. El recuerdo que guarda de su tía es profundamente amoroso y lleno de admiración.

Claudia comenta que sus hijas siguen recordando a Karin con muchísimo cariño, tal que incluso su hija más pequeña, quien no alcanzó a conocer bien a Karin, lleva en su teléfono una foto de ella, pues siente un fuerte vínculo con su tía.

Después de lo que ocurrió con Karin, Claudia menciona que hubo días en los que apenas podía seguir con las tareas cotidianas. Un dolor que se volvió hasta físico.

Miraba a mis hijas y me preguntaba: “¿Qué hago con este dolor si no lo puedo canalizar?” — Con la voz quebrada hace una breve pausa, como si las palabras le pesaran — No podía, me dolía el corazón, el alma… No podía levantarme —  recuerda.

En su oficina de trabajo, las paredes blancas están decoradas con diferentes marcos con títulos e imágenes, donde se destacan una en la que aparece ella acompañada de sus pequeños alumnos, a quienes define como otra fortaleza en su vida. Algo que la sostuvo en su peor momento, los pequeños que llegaban por las mañanas y con gran inocencia la abrazaban, de este modo le daban razones para no dejarse hundir.

“Mis niños formaron como un eje central para que no me diera una depresión. Porque ellos todos los días venían a saludarme con un ‘¿Cómo estás?’ Que te daba energía. Te daban esos abrazos, y te hacían cariño en la cara con esas pequeñas manitos que te acordonaban. Ellos me salvaron”.

Un dolor que moviliza

En plena pandemia, Claudia impulsó el movimiento “No más otra Karin”, tocó puertas de parlamentarios, difundiendo en redes sociales y educándose en acoso laboral y psicología organizacional. Se reunió con diferentes personas durante el proceso del proyecto, pero fue su persistencia la que le hizo llegar a cada una de las personas que aceptaron unirse al mismo. Lucila Larenas, Madre de Tomás Larenas, quien se suicidó producto del acoso laboral que sufrió en Requínoa durante 2020; Erika González, dirigente gremial de FENATS Unitaria Ñuble; Karen Palma, vicepresidenta de la Mujer y Equidad de Género de la Central Unitaria de Trabajadores/as (CUT); la diputada Marta González (independiente), quien encabezó la solicitud de ratificación de los Convenios 149 y 190 de la OIT; la diputada Erika Olivera, quien fue clave a la hora de presentar el proyecto de ley, que tras un arduo proceso, se aprobó de forma unánime en 2023, la ley 21.643, más conocida como “La Ley Karin”, entre otras personas y miembros de la CUT.

Claudia siempre tuvo algo claro, su crianza, su forma de ser, su educación, aquellos valores que compartía con su hermana, siempre supo que era lo que no debía ser.

 “No podía dejarlo impune, seguimos con los procesos que vienen, los judiciales y todo, para devolver la verdad de Karin, para que todo un país, que toda Latinoamérica conozca”, comenta.

 

Durante el proceso del marco legal más personas se unieron a esta lucha, conmovidas por la historia de Karin y la fuerza imparable de su hermana. Pablo Zenteno, director del Trabajo, abogado, y militante del Partido Comunista, fue una de esas personas.

“A Claudia la conocí en el marco de la discusión legislativa en la Cámara de Diputados, cuando el proyecto se estaba tramitando, y luego afianzamos más una relación bien cercana en torno a la implementación de la ley. Desde el primer minuto congeniamos mucho en torno a que esta era una ley importante”.

 Zenteno recuerda que fue la honestidad, la convicción y generosidad de Claudia lo que permitió forjar una relación cercana basada en el respeto mutuo y la urgencia de la causa. Claudia no solo compartía el dolor, sino también una energía transformadora que, según Hernández, fue clave para movilizar voluntades. Para él, Claudia representa la generosidad en su forma más pura: una mujer que, incluso en el dolor, supo mirar hacia adelante y construir una herramienta para que otras personas no vivieran lo mismo. Su liderazgo se convirtió en una fuerza que unió actores de distintos sectores, marcando un antes y un después en la legislación laboral chilena.

— Si pudiese definir a Claudia con una palabra, ¿Cuál sería? 

— Con una palabra, generosidad. Porque creo que es una persona que, a pesar de haber conseguido todo este proceso, llevarlo adelante, en donde ha tenido mucha figuración pública, en donde ha tenido mucho protagonismo, y en donde, claro, hay distintas cosas que hay que conjugar, que a veces no es fácil de poder hacer avanzar, pero ella ha tenido la generosidad de siempre estar disponible a poder buscarle lo bueno y mirar los desafíos en perspectiva positiva — dice Zenteno.

Esta ley — que aparece como modificación al Código del Trabajo y otros cuerpos legales — obliga a los diferentes sitios de trabajo a prevenir, sancionar y reparar la violencia en el trabajo, incluyendo atención psicológica temprana para las víctimas y protocolos de investigación con perspectiva de género. En este marco, Carla Rojas, psicóloga social y experta en acoso laboral, fue una de las aliadas fundamentales de Claudia Salgado en este proceso. Ambas se conocieron en línea, cuando Claudia buscaba informarse sobre el aspecto psicológico del abuso laboral, a Rojas le pareció una de las mujeres más bondadosas que ha conocido hasta la fecha, hoy en día siguen hablando y compartiendo más de una taza de café cada que pueden. Rojas destaca que “Claudia tiene un liderazgo transformacional especial. Es resiliente, inteligente y, sobre todo, profundamente empática. No luchaba solo por justicia para su hermana, sino por la dignidad de todos los trabajadores“​.

Las consecuencias del acoso laboral  mobbing en la salud pueden ser devastadoras. A nivel físico, quienes lo sufren suelen enfrentar dolores de cabeza persistentes, problemas gastrointestinales e insomnio. En el plano emocional, el impacto es igual de severo,  la ansiedad y los ataques de pánico pueden aparecer de la mano de la depresión. La autoestima se erosiona poco a poco y la confianza en las propias capacidades se ve completamente debilitada. Incluso puede aparecer la ideación suicida.

Lo que vivió Karin, también lo viven miles de chilenos.

Del mismo modo, la Dirección del Trabajo realizó un informe de denuncias “Ley 21.643: Prevención y Protección contra el Acoso Laboral, Sexual y Violencia en el Trabajo”. Entre agosto y diciembre de 2024, la Dirección del Trabajo recopiló un registro que no deja indiferente: 9.151 denuncias relacionadas con la Ley 21.643, la que busca protegernos del acoso laboral, sexual y la violencia en el trabajo. De esas, 3.804 siguen en proceso activo de fiscalización, y detrás de cada número hay historias de lucha, de mujeres que representan un 67,8%, hombres que alcanzan un 30,5% y personas que prefirieron no declarar su género, con un 1,7%.

Las denuncias no discriminan el tamaño de los lugares de trabajo. La mitad provienen de grandes empresas, pero también un 19% de pequeñas, un 18% de medianas y un 10% de microempresas. Y no es menor que los sectores más golpeados sean el comercio (19,6%), la enseñanza (13,5%), los servicios administrativos y de apoyo (11,9%) y el alojamiento y la comida (8,4%).

El acoso laboral encabeza la lista con un 86,7%, seguido por el acoso sexual (6,6%) y las acciones violentas (6,7%). A nivel territorial, la Región Metropolitana concentra casi un tercio de las denuncias (28,7%), seguida por Valparaíso, La Araucanía y Antofagasta, mientras que regiones como Arica y Parinacota, Aysén y Los Ríos presentan cifras menores.

Este informe, que fue presentado al Consejo Superior Laboral y refleja una tarea fundamental, así la Dirección del Trabajo debe llevar un registro estadístico semestral, para que esta realidad no quede invisible. Pero, antes solo en los primeros seis meses de la implementación de la ley se recibieron 21 mil denuncias. 

“Este es un cambio, son procesos nuevos y estamos adaptándonos a ellos. Hay gente que está reticente a esto ¿Por qué? Porque obviamente es estudiar, es volver a indagar, y mucha gente también que lleva años de acosadoras o victimarias, entonces, claro, ‘¿Cómo una ley me va a venir a enseñar cómo tengo que hacer las cosas? A mí me resulta de esta manera, con gritos, siendo despectivos con la gente, y no es así, yo creo que esta ley para mí y para todos es un cambio desde la prevención, un cambio que va desde esta generación a la suya” menciona Claudia.

A unos días del primer aniversario de la ley, la Dirección del Trabajo presentó el informe Ley Karin: revisión del perfil de denunciantes de acoso y violencia en el trabajo en los primeros meses de su implementación. En el informe se menciona que entre agosto de 2024, hasta abril de 2025, se han recibido más de 5.400 denuncias, entre acoso laboral, sexual, y violencia ejercida por terceros, lo que ha demostrado un aumento significativo a diferencia de 2023, donde se recibieron un total de 3.251 denuncias entre acoso laboral y sexual. Los resultados muestran que 4.794 denuncias fueron por acoso laboral, 340 denuncias por acoso sexual, y 348 por violencia de terceros. Se ha logrado identificar con estos resultados otra brecha de género, pues 68% de las denuncias fueron realizadas por mujeres, la mayoría menores de 40 años, que trabajan principalmente en sectores empresariales, de comercio, enseñanza, y servicios administrativos, tres de los mencionados son sectores más masculinizados.

La promesa

Claudia se vio a sí misma, parada frente a montones de diputados y diputadas, personas expertas en la materia, sin duda personas muy importantes a su parecer. Mientras hablaba de la importancia de una Ley que pudiera hacerle justicia a su hermana, todo se sentía irreal.

Me pareció muy gracioso- es la frase que deja escapar Claudia para explicar la incredulidad de los lejos que ha llegado.

No era lo que había pensado que pasaría, pero estoy segura que es lo que Karin hubiera querido, estaría muy orgullosa-

El 13 de noviembre de 2019 estaba despejado, se podía ver el sol con las nubes en el cielo. Un viento frío calaba los huesos. Ese día Claudia fue al Servicio Médico Legal. Hubo un impulso y las palabras brotaron de su boca. Una despedida y una promesa antes de cerrar la urna.

“Yo te voy a dignificar y aunque sea lo último que haga en mi vida lo voy a hacer”, le prometió Claudia a su única hermana menor, Karin.

 

*Este texto fue parte del ramo Reportajes y perfiles que imparte la Escuela de Periodismo de la Universidad Alberto Hurtado (UAH). 

Comparte esta publicación

Deja un comentario

Ingrese sus palabras clave de búsqueda y presione Enter.