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La LGBTFobia como fenómeno multidimensional

La LGBTFobia como fenómeno multidimensional

Hoy 17 de mayo se celebra el día internacional contra la LGBTFobia y es el momento ideal de contextualizar algunas implicancias de ésta y hacernos preguntas como: ¿Es para todes igual? ¿Viene siempre de ultra fascistas? ¿Podemos ser LGBTIQ+ y violentar a otres LGBTIQ+ directa o indirectamente?

A modo introductorio, la LGBTFobia no siempre es física y se puede manifestar de muchas formas; ya sea económica, política, simbólica, entre tantas otras. Además, las fobias sociales obedecen al principio social de favoritismo endogrupal; o sea, un grupo asume una superioridad excluyendo al otro y a su vez, postula una dominación social producto de una ordenación jerarquizada con una cúspide con mayores privilegios. Si bien existen jerarquizaciones sociales externas que someten a las personas LGBTIQ+; estas a su vez permean la comunidad y generan sub jerarquizaciones internas.

¿Es para todes igual? Los aspectos socio-económicos son un factor relevante en el devenir humano en todo tipo de ámbitos, por ello no es lo mismo ser gay blanco que afroamericano o ser de trans clase social ABC1 a pertenecer a un estrato social más pobre, marginal o racializado. Por consiguiente las vivencias de LGBTFobia no son similares, si bien podemos ser asesinados en la calle sólo por ser gays o mujeres trans sin que importe tu clase social, también debemos considerar que la violencia es un iceberg y que en su cúspide se encuentran las expresiones de violencia física y más abajo – en una cantidad siempre mayor- están las violencias menos reconocibles y hasta incluso aceptadas socialmente. Es ahí donde la discriminación por clase social ejerce una cantidad de violencia no menor.

¿Viene siempre de ultra fascistas? Tomando el ejemplo del fenómeno que ocurre en España y donde se tramita la Ley Integral Trans, desde algunas posiciones del feminismo se argumenta una conspiración de las personas trans para borrar la existencia de las mujeres cis, estas teorías se basan en ideas transmisóginas que caracterizan a las mujeres trans como “mujeres impostoras” u “hombres disfrazados de mujeres” que hacen daño a otras mujeres o que difuminan las realidades existencialistas de opresiones de género.

Esta tendencia TERF (Feminismo trans excluyente) es común en feminismos blancos- cis burgueses- que pretenden mantener una posición de privilegio dentro del feminismo para separarse de mujeres u otras disidencias en situación más vulnerables socio-económicamente y enfocarse en disputarle espacios de poder a hombres blancos-cis burgueses. Lo paradójico es que no necesariamente son de grupos de derecha, dado que la tendencia trans excluyente es más o menos transversal (Obviamente, se concentra en feminismos de tendencia política de derecha, lo que no quiere decir que no exista en las izquierdas).

¿Podemos ser LGBTIQ+ y ejercer violencia contra otras personas LGBTIQ+? Efectivamente y es más común de lo que imaginamos. Las personas de la comunidad LGBT pueden absorber y replicar diversos tipos de vivencias, por ejemplo, la violencia que sufren personas LGBT que no reproducen cánones hegemónicos de “la mujer delgada, bonita y femenina” o del “hombre, fuerte varonil” y se les somete a micro violencias como: “Pero, no se te nota”, “Amiga, esa barba”, “Gay pero varonil” o “Lesbiana pero femenina” solo por mencionar algunas.

Otra forma bastante común e invisibilizada de violencia y que afecta por ejemplo a algunas personas trans es la “auto violencia”, es decir sentir la presión de imponerse reglas sociales que empujan a pasar desapercibida en el otro género. Esto conlleva a someterse a cirugías riesgosas, endeudarse en costosos tratamientos para implantes, procesos para cambiar la voz, ocultar toda referencia a un pasado en una situación de género anterior por miedo a ser juzgados o considerados negativamente por “Tener una doble vida” pasada. Esta presión impulsada por los cánones del medio lleva desde poner en riesgo la vida o de rechazar a otras personas trans que han tenido tránsitos diferentes y que no necesariamente reproducen cánones estéticos esperados socialmente (O impuestos por el ideario patriarcal en algunos aspectos).

En conclusión, la LGBTFobia debe condenarse siempre y a su vez debemos fomentar la educación y considerar el respeto e inclusión como pilares fundamentales de toda sociedad sana. Además, para erradicar todo tipo de violencias debemos concientizar que el silencio legitima otros tipos de LGBTFobia interiorizadas y que a la larga son igual de negativas que las formas de violencias exógenas. Ser LGBT implica una filosofía de ir más allá, derribar mitos y de vivir una constante subversión de paradigmas, pero siempre conscientes de que las diferencias sociales son uno de los tantos ejes que justifican algunas formas de LGBTFobia. Y estas pueden llevarnos de ser oprimidos a opresores de otras personas LGBTIQ+ en cualquier momento.

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