El actual Proceso Constituyente en Chile es un hecho histórico por varias razones. Entre ellas, que la nueva Constitución será discutida a través de una convención integrada por representantes elegidos por la ciudadanía, paritaria y con participación de los pueblos indígenas, dando cuenta de la diversidad que caracteriza a la sociedad actual y que desafía los mecanismos de participación en la vida del Estado. Sin embargo, la participación de los pueblos indígenas en este proceso no ha sido fácil pues se ha hecho necesario corregir los mecanismos de participación y representación creados desde una institucionalidad homogénea que no ha generado adecuaciones para dar cabida a la participación efectiva de sujetos colectivos de derecho.
El Estado de Chile ha avanzado poco en esta materia, a diferencia de otros países de la región que han implementado, en diferentes ámbitos de su institucionalidad, mecanismos que responden a los requerimientos recogidos en pactos y convenios internacionales. Entre ellos, la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, que señala en su artículo 5º que “los pueblos indígenas tienen derecho a conservar y reforzar sus propias instituciones políticas, jurídicas, económicas, sociales y culturales, manteniendo a la vez su derecho a participar plenamente, si lo desean, en la vida política, económica, social y cultural del Estado”. Así también señala, en el artículo 18º, que “los pueblos indígenas tienen derecho a participar en la adopción de decisiones en las cuestionen que afecten a sus derechos, por conducto de representantes elegidos por ellos de conformidad con sus propios, así como a mantener y desarrollar sus propias instituciones de adopción de decisiones”.
Otro instrumento relevante en esta materia es el Convenio 169 de la OIT, que indica la obligación que tienen los gobiernos de “establecer los medios a través de los cuales los pueblos interesados puedan participar libremente, por lo menos en la misma medida que otros sectores de la población, y a todos los niveles en la adopción de decisiones en instituciones electivas y organismos administrativos y de otra índole responsables de políticas y programas que les conciernan”.
Diferentes propuestas han sido implementadas por los Estados, desde la creación de distritos indígenas, la definición de reglas electorales específicas o la creación de escaños reservados en el poder legislativo, entre otros, definidos como reglas formales que garantizan una adecuada representación de naciones y pueblos con preexistencia. De esa forma, se asume que una representación más equilibrada contribuiría a distribuir de mejor modo el poder, las decisiones y resultados de política pública, y serían representantes de los Pueblos Indígenas, elegidos desde sus propios sistemas, culturas y cosmovisiones quienes “traerían” a la agenda política los temas y demandas que les afectan, reduciendo así la injerencia de las instituciones occidentales que no recogen las particularidades de los Pueblos Indígenas.
Chile, sin embargo, se ha quedado atrás. Es por ello que nuestra participación como Pueblos Indígenas, votando por candidatas y candidatos a escaños reservados para la Convención Constituyente, es un hecho histórico, porque ha significado romper con siglos de discriminaciones y exclusiones de la vida del Estado, uno que debe reconocerse como plurinacional e intercultural. Implica el inicio de un nuevo camino, de nuevos acuerdos de convivencia que impactarán en la vida de las futuras generaciones.
Las propuestas de los Pueblos Indígenas vienen a enriquecer alternativas de mundo, abriendo espacios para cuestionar conceptos y prácticas vinculadas al ejercicio de la ciudadanía, a la valoración de la equidad y el reconocimiento de lo colectivo por sobre la igualdad y el individualismo, entre otros aspectos. Con ello, Chile puede comenzar a transitar un camino hacia la interculturalidad y la convivencia basada en el reconocimiento de estos “otros” invisibilizados, desconocidos e incomprendidos por siglos, que son los Pueblos Indígenas.
La Convención Constituyente será un primer paso en este recorrido. A implicarnos, a participar, a debatir y reflexionar. Nunca más un Chile sin los Pueblos Indígenas.