Este miércoles 8 de marzo se conmemora un nuevo Día Internacional de la Mujer Trabajadora, la Coordinadora Feminista 8M ya había realizado algunas actividades que se anticiparon a la semana, entre ellas el llamado para exigir justicia para Fernanda Maciel, la joven asesinada por Felipe Rojas en febrero del 2018. Es un caso emblemático respecto de la violencia institucional y mediática, y el juicio oral que comenzó el día de ayer.
Uno de los lemas de este año es “Nuestra historia es resistencia y rebeldía”. La marcha tiene como tema principal la “memoria, precarización de la vida y el proceso constituyente”. Así también se ha puesto foco en la memoria-ad portas del aniversario número 50 del Golpe de Estado-, sobre de mujeres y disidencias víctimas de violencia político sexual, así como Detenidos Desaparecidos.
En la región Metropolitana, la convocatoria está citada a las 18:00 horas en Plaza Italia-rebautizada como Plaza Dignidad durante el estallido- para dar inicio a la Huelga General Feminista, como llamado de más de 25 organizaciones, entre las que está la coordinadora, la Red Chilena contra la Violencia, la Red de Mujeres Mapuche y la Red de Actrices Chilenas (RACH).
Hay que recordar que este es el primer 8M sin ningún tipo de restricción sanitaria, pese que las agrupaciones feministas se movilizaron estos tres últimos años. “Nunca nos fuimos, ahora volvemos para sostener la denuncia a este modelo neoliberal, que ha descargado la crisis económica, la crisis de cuidados y sus consecuencias una vez más sobre los hombros de las mujeres y disidencias, intentando parar la olla mientras se cuida a la familia. No sólo enfrentamos un virus mortal como el covid, sino al patriarcado más agresivo de los últimos años. Tenemos no sólo la denuncia, sino también un programa contra la precarización de la vida que proponer”, dice Camila Olmos integrante de la coordinadora.
Uno de los psincipales problemas es la llamdas crisis de cuidados. Las feministas latinoamericanas y chilenas han puesto al centro de la discusión la falta de políticas públicas y decisiones personales para que la sociedad acuerpe a las mujeres que crían y éstas tengan mejores oportunidades laborales, profesionales, mejor salud física y mental, acceso al tiempo libre y a la participación política.
La activista reitera que con alcance nacional están convocando también con las consignas “Las feministas no olvidamos ni perdonamos ningún golpe” y “No hay futuro sin memoria, no hay vida digna sin feminismo”.
“Estas consignas que derivaron del V Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias que Luchan, donde se hizo énfasis en la importancia de la lucha contra la impunidad, en un año en que se conmemoran el golpe de Estado “Somos un movimiento social que no olvida ni los golpes de ayer ni los de ahora, y que mira también desde allí al futuro, hacia esa vida que nos deben”, agrega.
Desde la coordinadora, en comunicación con La Otra diaria, se refirieron a la importancia de destacar a algunos derechos que se han ralentizado como la precarización de las mujeres y la violencia digital. Un aumento de discursos de odio en las redes sociales, sobre todo tras el triunfo de la opción rechazo en el plebiscito de salida.
“Es evidente y era esperable que bajaran los ánimos tras el triunfo electoral del Rechazo el 4 de septiembre. Pero al mismo tiempo, ese proceso nos deja lecciones valiosas y desafíos urgentes de los que necesitamos hacernos cargo. Si bien las normas feministas de la Convención Constitucional contaron y cuentan con mayoritario apoyo popular, hay una serie de derechos fundamentales -como los vinculados con la plurinacionalidad y con los derechos migratorios- cuya interpretación y correcta comprensión choca con un sentido común ampliamente difundido por las derechas a través de los medios hegemónicos. Disputar ese sentido común es una tarea medular que nos proponemos llevar a cabo a través de la articulación profunda y por abajo en los espacios donde nuestras ideas llegan con más resistencia, con más dificultad o donde simplemente no llegan”, dice Ana Paula Sánchez, también vocera de 8M.
Sánchez además explica que en ese contexto de derechos, uno de los principales desafíos es lograr una verdadera interseccionalidad que escuche las diferentes voces y realidades de nuestro país. “Es central mantener los ejes antirracista y ecofeminista de forma transversal, pues expresan violencias y luchas atraviesan todas las aristas de nuestra vida (…) Debemos evitar el discurso revictimizante hacia las mujeres y de desarticulación entre nuestras organizaciones. De igual forma, debemos frenar los discursos de odio y exclusión que existen dentro de los feminismos que, al final del día, facilitan el retroceso de derechos y el avance de pensamientos fundamentalistas, de vigilancia y de opresión que buscan enfrentar a pobres contra pobres, a pueblos contra pueblos”, concluye.